Autor del artículo: Proceso Digital

Tegucigalpa – La Iglesia Católica cuestionó hoy a quienes ya no buscan la producción de bienes al servicio de la comunidad humana sino la acumulación de riqueza en manos de las minorías más poderosas.

Así lo manifestó el cura párroco de la iglesia catedral metropolitana San Miguel Arcángel de esta capital, padre Juan Carlos Martínez durante la homilía dominical en el tercer domingo de adviento.

Cómo cambiará nuestro mundo si cada uno lleváramos a la práctica en entendimiento del bautismo, cómo cambiarían nuestros países, nuestras familias, nuestras relaciones, si cada uno pensará en el otro, en lo que necesita, en lo que a cada uno le hace falta, consultó el prelado.

Apuntó que Dios no cesa de llamar a nuestra puerta como un humilde peregrino buscando acogida y en este tercer domingo de adviento hay también una invitación a la alegría, a la fiesta, al gozo.

Rememoró que Dios a través del profeta Sofonías en una situación tan difícil para el pueblo de Dios como para nosotros el día de hoy dice a este pueblo y a cada uno de nosotros da gritos de alegría.

“Él se goza y se complace en ti y se alegra con júbilo como en el día de adviento; es una declaración de amor de parte de Dios, te ama, se goza y se complace en ti, el motivo de ese gozo es la venida de Dios que cancela toda condena y habita en medio del mundo como salvador”, señaló el prelado.

Añadió que su amor nos renovará a todos si lo acogemos en nuestro corazón; San Pablo también nos quiere llamar al gozo, a la alegría, y lo hace desde su situación de estar preso, de estar en la cárcel y tal vez eso causa alguna pregunta en nuestra reflexión, cómo alguien desde la cárcel, cómo un privado de libertad puede estar feliz e invitando a la alegría a la comunidad de Cristo y hoy también nos lo dice a nosotros, permanezcan en alegría, estén siempre alegres en el Señor.

Apuntó que incluso en los momentos más oscuros, más tristes, difíciles o tal vez de mayor inquietud en nuestra vida podríamos hoy preguntarnos a qué alegría se refiere el apóstol y al final decir, a la alegría que está inscrita en nuestro corazón.

Martínez se preguntó cómo encontrar la verdadera alegría, la alegría que permanece hasta en los momentos más difíciles, la fuente de la verdadera alegría está en Dios, en la certeza que somos sus hijos muy amados y Pablo termina nada les preocupe y la paz de Dios custodiará sus corazones.

Este tercer domingo de adviento se llama a la alegría y se invita a la coherencia en nuestra vida con las palabras del bautista nos volvemos a Dios, nos acercamos a Él y dirigimos nuestra oración en este tiempo de adviento para decirle: “Señor Jesús, tu eres el que puede más que yo, tu eres el que llena de gozo y alegría nuestro corazón, vence todas nuestras resistencias, ven a traer la paz y la alegría a nuestro mundo, a nuestras familias, ven Jesús, da fuerza al bien, ven a dónde domina la mentira, la violencia y la injusticia, ven Señor Jesús, ayúdanos a ser agentes de paz, testigos de paz y promotores de la alegría”.