Panamá.- La Iglesia centroamericana trabaja al «unísono» con el papa Francisco en defensa de los migrantes, dijo el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, que recalcó el fenómeno migratorio «tristemente doloroso» que vive esta región azotada por la violencia y la pobreza.

«Nos parece totalmente injusto que se les trate (a los migrantes) como criminales», afirmó monseñor Escobar en la capital de Panamá, donde se celebra la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) con la presencia del papa Francisco.

La situación de repudio y exclusión que viven los migrantes ha sido un tema reiterado en las intervenciones del sumo pontífice durante la JMJ, en la que participan decenas de miles de peregrinos de todo el mundo, entre ellos de Centroamérica, de donde cada año miles de personas parten hacia el norte del continente huyendo de la violencia y la pobreza.

«Nosotros estamos al unísono del papa buscando, trabajando en favor de los migrantes y nos duele mucho» esta realidad dijo Escobar, que reiteró que las causas del problema migratorio son «la pobreza, la exclusión, la injusticia social».

Esa situación que empuja a las personas a irse de sus países «se debe de corregir para que no tengamos una migración como la estamos viviendo, tristemente dolorosa», dijo jerarca.

Desde octubre pasado miles de migrantes en caravanas han emprendido un viaje a pie desde los países del llamado Triángulo Norte Centroamericano, que conforman Honduras, El Salvador y Guatemala, con destino a Estados Unidos cuyo gobierno, dirigido por el magnate inmobiliario Donald Trump tiene un fuerte discurso antiinmigrante.

Además, en el continente, especialmente en Suramérica, se siente ahora la histórica migración masiva de venezolanos que huyen de la crisis generalizada de su país, lo que ha impactado en varias naciones y aflorado discursos y comportamientos xenófobos.

Durante el tradicional viacrucis de la JMJ, el papa Francisco tachó el viernes de absurdo e irresponsable el identificar a todo inmigrante «como portador del mal social».

Francisco señaló que la Iglesia quiere propiciar «una cultura que sepa acoger, proteger, promover e integrar», y que enseñe «a recibir y hospedar a todos aquellos que han sufrido el abandono, que han tenido que dejar o perder su tierra, sus raíces, sus familias y trabajos».

«Queremos ser la Iglesia que propicie una cultura que sepa acoger, proteger, promover e integrar; que no estigmatice y menos generalice en la más absurda e irresponsable condena de identificar a todo emigrante como portador de mal social», afirmó el sumo pontífice.

La JMJ culminará mañana luego que Francisco cumpla una agenda oficial que incluye una última misa masiva y tome el avión que lo llevará de vuelta a Roma.