Tegucigalpa – La Iglesia Católica de Honduras clamó hoy por las familias como la primera comunidad de la sociedad.
Así lo externó el padre Simón Fu, quien celebró la eucaristía de las ocho de la mañana en la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel de Tegucigalpa.
El sacerdote recordó que la Iglesia dedicó todo el mes de agosto a orar y rezar por la familia y hoy cierra este ciclo pidiendo a Dios por el fortalecimiento de las familias de Honduras.
En ese orden, reflexionó que las familias deben vivir conforme a la voluntad de Jesús, el hombre Dios entre nosotros.
Solo Jesús tiene palabra de vida eterna y por ello es a él a quienes las familias y los matrimonios deben seguir.
La familia es la primera comunidad de nuestra iglesia y de la sociedad y por eso deben regir su actuar conforme a la voluntad de Dios, agregó.
En cuanto al matrimonio dijo que ninguno ni el hombre, ni la mujer es superior al otro, ambos se complementan y deben caminar juntos bajo la voluntad y enseñanza de Jesús.
Concluyó, que aunque hoy se clausura el mes de la familia se debe continuar orando de manera permanente por el proyecto del matrimonio y la familia.
A continuación Departamento 19 reproduce la lectura del día tomada del santo Evangelio según San Juan
Jn 6, 55. 60-69
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida». Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús dijeron: «Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?»
Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: «¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen». (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: «Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También ustedes quieren dejarme?» Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».