México – El presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), Rogelio Cabrera, habló con el papa Francisco sobre los casos de abusos a menores y sobre la situación de los migrantes que atraviesan México, durante una reunión en el Vaticano, informó este viernes el organismo episcopal.
El también arzobispo de Monterrey abordó con el papa la «experiencia» de haber participado en la reunión sobre protección de menores llevada a cabo el pasado 23 de febrero, motivo por el cual se encuentra en el Vaticano.
«Hemos escuchado a algunas víctimas, palpado su dolor y nos duele profundamente el daño causado como Iglesia. No es suficiente pedir perdón, es necesario un cambio de perspectiva», señaló sobre los abusos a menores perpetuados por sacerdotes, según recoge un comunicado de la CEM.
De acuerdo con datos del episcopado mexicano, en los últimos nueve años han sido suspendidos 152 sacerdotes relacionados con casos de pederastia, aunque no dispone de datos precisos sobre el número de víctimas.
Cabrera trasladó al papa que hay que «poner a la víctima en primer lugar, escucharla, comprenderla, acompañarla y comprometernos en su proceso de sanación» y ofrecer «toda la cooperación eclesial para colaborar con la autoridad ministerial».
«Dialogamos sobre la realidad que viven los hermanos migrantes en su difícil paso a través de nuestro territorio nacional, y la ayuda que les brinda la Iglesia», añadió la CEM.
Asimismo, Cabrera trasladó al papa «el aprecio, apoyo y fidelidad» del episcopado mexicano y le habló sobre el trabajo que realiza la Iglesia en la «construcción de paz en México», ante la crisis de violencia que sufre el país.
«El papa Francisco, por su parte, ha escuchado y dialogado atentamente con nosotros, y nos ha pedido dar un saludo de corazón a todo el pueblo mexicano, a quien paternalmente ha enviado su bendición», recoge el comunicado.
En el discurso de clausura de la histórica cumbre vaticana para abordar la pederastia en la Iglesia, el papa Francisco ofreció ocho pautas para erradicar la «monstruosidad» de los abusos a menores, pero la falta de medidas concretas decepcionó a las víctimas.
Francisco se comprometió a que la Iglesia «no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la Justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes» contra menores y que «nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso».