Los Ángeles (EE.UU.) – La inflación disparada, la guerra de Ucrania y la pandemia han agravado los problemas de seguridad alimentaria en Latinoamérica y el Caribe, una crisis por la que el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) reclama una alianza continental en toda la región.

«La situación es, por muchos factores, preocupante. Estamos ante una crisis muy profunda en la que los principales pilares de la seguridad alimentaria están bajo una presión enorme», explicó a Efe el director general de IICA, Manuel Otero, durante la IX Cumbre de las Américas celebrada en Los Ángeles.

Otero acudió a esta reunión de líderes de la región con el propósito de impulsar una alianza continental que vele por la seguridad alimentaria de las Américas.

El acceso a los alimentos es desigual entre los países, algunos están especialmente azotados como Haití, que vive una crisis «multidimensional», o Colombia, donde la inflación alcanza dígitos en productos de primera necesidad.

«Hay regiones que son muy vulnerables y están expuestas a eventos climáticos extremos. El caso de El Salvador es la estadística más significativa porque importan el 80 % de los alimentos», añadió el director del IICA.

A pesar de la «presión enorme» por el contexto internacional, Otero está convencido de que una reorganización del sistema de producción agropecuaria puede revertir la situación y convertir al continente americano en un modelo ejemplar para el resto del mundo.

«Esperemos que en la Cumbre haya ojalá una renovada voluntad política para tomar acción y hacer de la seguridad alimentaria una oportunidad para mejorar la macroeconomía», subrayó.

Entre las prioridades de este organismo, del que son miembros 34 países y la Organización Mundial de Agricultores (WFO, por sus siglas en inglés), figura aumentar el comercio interregional, actualmente por debajo del 15 % en las Américas frente a regiones como la europea, donde supera el 60 %.

Esa actuación conjunta se apoyaría en cuatro ejes que IICA acercará a los líderes: Fortalecer los sistemas agroalimentarios, aprovechar las oportunidades del contexto geopolítico, apoyarse en la tecnología y fomentar la inclusión económica de los trabajadores del campo.

«Es importante que los trabajadores del campo permanezcan en las zonas rurales y estén bien remunerados», apuntó Otero.

Para ello, el IICA urge a que los estados aseguren el abastecimiento de los fertilizantes, cuyo precio se ha disparado hasta el 70 %, y coordinen la financiación para hacer frente a los costos de producción.

EL PAPEL DE USAID

Entre sus principales aliados, el IICA cuenta con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), dirigida por Samantha Power, quien este miércoles se comprometió a dirigir una línea de ayuda directa para garantizar la seguridad alimentaria en los países más vulnerables.

Como complemento a las ayudas, Otero propuso acercar la innovación tecnológica a los productores rurales, muchos de los cuales no pueden competir con otros sistemas más sofisticados y migran a las ciudades.

«Nuestra expectativa es que Latinoamérica sea la gran cuna de esos agroemprendedores», avanzó.

La reforma, resumió, pasa por los productores agropecuarios, los investigadores y los emprendedores.

«Tenemos que cuidar a esos tres actores en un marco de políticas adecuadas», concluyó.