Yakarta – Las autoridades de Indonesia autorizaron este miércoles el desembarco de unos 120 desplazados rohinyá, una minoría étnica perseguida en Birmania, que se encuentran en un navío con riesgo de naufragio cerca de la costa nororiental, informó a Efe una oenegé local.
El barco, que tiene el motor estropeado y sufre filtraciones de agua, fue hallado el 26 de diciembre cerca de la provincia de Aceh, en el extremo nororiental del archipiélago indonesio, con 10 hombres a bordo y el resto mujeres y niños que se creen son parte del éxodo rohinyá en busca de refugio.
Hermanto Hasan, director de la oenegé Geutanyoe Foundation, declaró hoy a Efe que las autoridades permitirán el desembarco al citar razones humanitarias ante el riesgo de que el barco zozobre.
Grupos de pescadores y organizadores locales entregaron bebidas y alimentos a los supuestos buscadores de asilo tras avistar el navío, pero las leyes indonesias y los protocolos de salud para combatir la pandemia impedían el desembarco de los viajeros.
«Debido a experiencias previas, los pescadores debían tener cuidado al ayudar a los refugiados para evitar ser acusados de delitos criminales», aclaró Hasan.
Tras un intento abortado por la marea alta, las autoridades ahora tratan de que el barco navegue hasta la costa de la ciudad de Lhokseumawe, más calmada al encontrarse en la punta norte del Estrecho de Malaca.
Este rescate recuerda a la crisis de refugiados de 2015, cuando miles de rohinyás quedaron a la deriva en barcos durante semanas hasta que los gobiernos de Indonesia y Malasia accedieron a que llegaran a sus costas.
Las autoridades birmanas no reconoce la ciudadanía a los rohinyás, a los que considera inmigrantes bengalíes, y les somete desde hace años a todo tipo de discriminaciones, incluidas restricciones a la libertad de movimientos
En agosto de 2017, el ejército birmano lanzó una campaña militar contra la población rohinyá en el norte del estado Arakán (Rakáin), por la que su gobierno se enfrenta a una acusación de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya.
El brutal operativo militar motivó el éxodo de más de 725.000 refugiados a la vecina Banglades, donde continúan hacinados, junto a otros rohinyás que huyeron en anteriores oleadas de violencia, en el mayor complejo de campos de refugiados del mundo.