Ter Apel (Países Bajos) – Las heces flotan en baños instalados en la explanada, voluntarios curan como pueden heridas e infecciones de semanas, pacientes crónicos han sido trasladadas de urgencia al hospital y otros malviven bajo unas carpas: la inhumana recepción de los refugiados en Países Bajos recuerda al infame campamento griego de Moria.

En una visita al centro de recepción y registro de solicitantes de asilo en Ter Apel, en la provincia de Groninga, Efe ha podido comprobar la situación inhumana que Cruz Roja y Médicos Sin Fronteras (MSF) denuncian desde hace semanas.

Mujeres (algunas embarazadas) y niños entran dentro del centro a esperar su proceso de registro, pero los hombres, de diferentes edades, aguardan hacinados y tumbados en el suelo, algunos bajo unas carpas blancas, otros directamente bajo las nubes que chispean de vez en cuando recordando que se acaba el buen tiempo y dormir al raso se llevará peor que en julio y agosto.

Sus nacionalidades varían desde Afganistán, Pakistán, Siria, Irak y Yemen, hasta Eritrea, Sudán y Uganda, no quieren compartir sus nombres por miedo a que eso tenga efecto en sus procesos de asilo, y las historias detrás de cada rostro se resumen en meses, incluso años, de huida, trata, esclavitud y abusos a manos de las mafias.

Un anciano palestino relata a Efe “el dolor de volver a huir de las bombas como refugiado en Siria”; varios jóvenes homosexuales cuentan cómo buscan libertad en Países Bajos “porque su situación personal no permite vivir en Uganda”; y Fadua, de 39 años, acaba de llegar a Ter Apel, en un vuelo desde Beirut, y se “muere de miedo por la situación”, por lo que espera poder irse pronto con sus tres hijos a un refugio.

Un yemení de 25 años ha cruzado Arabia Saudí, Egipto, Etiopía, Níger, Argelia y Marruecos, desde donde trató 28 veces de cruzar a España, perdiendo a amigos por el trayecto. “Crucé en patera, pero eso no fue lo peor. Llevo tres años de un país a otro. La peor parte fue haber estado preso en Libia, haber sido esclavo y pensar que moriría allí”, asegura.

Una gran parte de los refugiados a los que MSF ha estado ayudando desde el jueves sufren heridas, lesiones, y problemas dérmicos debido a la falta de higiene, esto incluye casos de sarna e infecciones de todos los niveles, pero los voluntarios también se han encontrado con muchas personas que necesitan fármacos para enfermedades crónicas.

“La situación sigue siendo la misma: mala. No son las condiciones en las que quieres que la gente esté, no hay alojamientos ni mantas apropiadas. Hará más frío, lloverá, y ya vemos problemas de salud. La gente está en una situación inhumana. No debería ser así en ningún país, pero menos en un país europeo como Holanda”, señaló a Efe Monique Nagelkerke, portavoz de MSF.

Además, la Inspección de Salud (IGJ) investiga el fallecimiento el miércoles de un bebé de tres meses en un polideportivo que se está usando como refugio de emergencia en Ter Apel.

Es la primera vez que MSF se ve en la necesidad de desplegar un equipo para ayudar a los refugiados en Países Bajos, la quinta economía de la eurozona.

La europarlamentaria Sophie in ‘t Veld denunció en una carta a la Comisión Europea que “Ter Apel es el Moria neerlandés” y subrayó que “va contra la ley europea”. MSF habló de “condiciones de vida comparables a las que había visto en lugares como Moria”.

Estos días, unas 700 personas han pasado la noche a la intemperie a la espera de su turno para registrarse en este centro de recepción.

Ter Apel es el inicio de una solicitud formal de asilo en Países Bajos, lo que idealmente debería llevar unos días, pero en la práctica se está tardando hasta tres meses, según el Servicio de Inmigración y Naturalización (IND).

El Gobierno neerlandés lleva semanas recibiendo denuncias sobre la situación, y ha pedido a los diferentes municipios que ofrezcan alojamientos temporales para los refugiados, pero no ha recibido muchas ofertas, sobre todo por la escasez de vivienda generalizada en Países Bajos. Ahora negocia con los municipios la inversión de más fondos para aliviar la situación.

El problema añadido es que miles de personas que logran su permiso de residencia en Países Bajos también se quedan en los centros de solicitantes de asilo por falta de viviendas.

Además, la Agencia Central de Acogida de Solicitantes de Asilo (COA) lucha contra la falta de personal, con un ausentismo que casi duplica la media nacional, empleados que tampoco sobran en el IND, que registra y evalúa las solicitudes de asilo.