Houston (EE.UU.) – El creciente número de personas de otros estados, particularmente de California, Nueva York e Illinois, que eligen residir en el cada vez menos conservador Texas puede ayudar a cambiar el panorama político del estado y del país de cara a las elecciones generales del 2020, según algunos analistas.
Debido a un costo de vida y de vivienda asequible, además de un creciente mercado laboral y una economía robusta con incentivos fiscales, varias ciudades tejanas han experimentado un incremento poblacional de alrededor de 60 personas diarias, de acuerdo con datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos.
Según Carlos Espina, profesor en el Departamento de Estudios Hispánicos en la Universidad Texas A&M en College Station, esa tendencia puede tener varias interpretaciones a partir de la idea de que el éxodo se deba a razones laborales y no tanto políticas.
«No necesariamente van a votar por el Partido Demócrata, pero sí quizás traigan diferentes ideas y posiciones que sí podrían tener cierta influencia, sobre todo si es un número grande y de un nuevo tipo de inmigración a Texas», subrayó Espina en una entrevista con Efe.
Espina asegura que ha visto en los últimos años un cambio de un Texas conservador y monolítico a un estado más reacio a la exteriorización de simpatías políticas, salvo las que sean de corte republicano.
«Me parece que hay un cambio etario y étnico por parte de los votantes jóvenes que disienten de la simpatía política de sus padres y abuelos», indicó Espina, quien además pronostica un buen momento para el Partido Demócrata a temor del resultado de las elecciones legislativas de medio término, en 2018.
El senador republicano Ted Cruz logró la reelección en esas votaciones, pero con una exigua ventaja sobre el candidato demócrata Beto O’Rourke.
Cruz logró 4.260.553 votos (50,9 %) y O’Rourke, que ahora busca la nominación demócrata para las presidenciales de 2020 y este jueves participó en el tercer debate demócrata de cara a las primarias, celebrado precisamente en Houston (TX), 4.045.632 (48,3 %).
Pero, ¿será esto suficiente para que los demócratas puedan revertir la racha ganadora de los republicanos en Texas desde hace décadas?
En las elecciones del 2016, el gobernador de Texas, Greg Abbott, logró la reelección al derrotar a su oponente demócrata Lupe Valdez, una hispana abiertamente lesbiana, por un margen cercano al millón de votos de diferencia.
Guadalupe Correa Cabrera, profesora asociada de política y gobierno en la Universidad George Mason en Arlington (Virginia), no está tan segura de que la llegada de gente de otros estados pueda convertir a Texas en demócrata y alerta sobre la polarización del voto de las grandes urbes.
«Se vislumbra una posibilidad de que se vuelva un estado azul como California por la aparición del discurso socialista como el de la congresista demócrata Alexandra Ocasio Cortez, con una posición fuerte de participación y de mayor igualdad», dijo Correa a Efe.
Sin embargo, subrayó que a pesar de que la izquierda se ha ganado las simpatías de las minorías raciales de todo tipo, hay que tomar en cuenta también el arrastre popular del fenómeno Trump.
«El tema migratorio es vital, ya que una parte de la sociedad en Texas quiere convertirse en una mayoría blanca que no reacciona al sentimentalismo de una población en riesgo y ese es un incentivo catalizador por parte de la derecha para que las masas salgan a votar», agregó.
Correa cree que la percepción de una «invasión» de inmigrantes centroamericanos y mexicanos en la frontera, «que son violadores y vienen a quitarles el empleo», es algo que sienten los votantes conservadores incluso en ciudades alejadas de la frontera como Dallas, Lubbock o Amarillo.
De acuerdo a estadísticas de la agencia tributaria de EE.UU., cerca del 40 % de los que viven en Texas han nacido en otro lugar; el 22 % llegó de otros estados y el 18 % restante nació fuera de los Estados Unidos.
Según una encuesta publicada esta semana por Univisión, entre los hispanos de Texas la tendencia en intención de voto en 2020 es parecida a la nacional, con un 69 % a favor de quien gane la primaria demócrata y un 19 % por el actual presidente, el republicano Donald Trump.