Aurora (Colorado).– Flanqueado por las imágenes de dos venezolanos -acusados de ser miembros del Tren de Aragua- el expresidente y aspirante a la presidencia de EE.UU., Donald Trump, insistió en estigmatizar a los migrantes que llegaron al país por la frontera sur como criminales.
«Vienen de cárceles de todo el mundo», dijo el republicano durante un multitudinario mitin en Colorado. Sin embargo, para algunos de sus seguidores, la llegada de extranjeros representa una «amenaza» más existencial: contra la idea de misma de nación y los valores «americanos».
Ser estadounidense
En la kilométrica fila para escuchar hablar a Trump, Scott Eddy se protegía del sol con un sombrero vaquero estampado con la bandera de EE.UU. Su madre emigró al país desde Alemania al finalizar la Segunda Guerra Mundial y tras «haber aprendido inglés y aprenderse la Constitución», logró obtener la ciudadanía.
«Las personas que vienen ilegalmente hoy en día quieren quedarse en sus grupitos y no quieren volverse estadounidenses (..)Se supone que tienes que asimilarte al país», relató el hombre de 57 años, dueño de una tienda de joyería en línea con temática del expresidente.
Antes, en la época en que su madre llegó, las personas venían «legalmente» y se integraban al «amalgama de culturas»: «Espero que vuelva a eso, sino este país va a caerse a pedazos», afirmó.
Este sentimiento, de que EE.UU. se enfrenta a un desastre inminente causado por la migración, ha sido promovido fuertemente por políticos y figuras mediáticas de derecha y ultraderecha en el país en los últimos años.
Personajes como la fórmula vicepresidencial de Trump, el senador J.D Vance, su asesor Stephen Miller, o el expresentador de la cadena Fox News, Tucker Carlson, han diluido ideas como la teoría de conspiración del «gran reemplazo» en el discurso de los votantes de a pie.
Este postulado, que tiene sus orígenes en una novela francesa de inicios de los 70, señala que las élites están promoviendo la llegada de extranjeros a EE.UU. para «reemplazar» o eliminar el poder político y cultural de las personas anglosajonas.
Durante el mitin del viernes, Miller tomó la palabra e hizo explícitos estos ideales, prometiendo acabar con la «ocupación» migrante: «Ustedes tienen el derecho de querer un país por y para los estadounidenses y solo los estadounidenses».
No hay recursos suficientes
Laura Jaso, nacida y criada en la ciudad fronteriza de El Paso, dice que el recelo hacia la migración se debe a que siente que no hay «recursos» para todos. Bajo el Gobierno demócrata, argumentó, «no hay suficiente ayuda para la gente, pero sí para los migrantes y para dar a otros países».
«Nosotros no hemos visto nada negativo con ningún inmigrante. Pero es más que nada por la ayuda, que están recibiendo ellos, y no los necesitados aquí en el país», indicó la mujer, de raíces hispanas.
En este ciclo electoral, las encuestas han mostrado que cada vez más latinos se inclinan por las ideas del partido republicano: Trump amasa un 43% en la intención de voto en esta población, frente a un 48% de Harris, según una encuesta publicada este miércoles por The Economist/YouGov.
«Intento salvar a mi país»
Scott (quien pidió ocultar su apellido) decidió votar por Trump porque quiere «salvar» a su país. Trabaja en la industria energética y dice haber viajado por varios países del mundo y compartido con gente de «todos lados: Filipinas, Malasia, España».
«Yo no veo el color de la piel (…) lo que me importa es que haya gente que habla mal de nuestro país y luego quiere venir aquí e izar sus banderas y hacer sus cosas», insiste el hombre de 54 años, nacido en el estado sureño de Texas.
«Este es nuestro país, ¿cuándo nos vamos a despertar y a empezar a cuidar de los nuestros?», sentenció. EFE