Fotografía personal donde aparece Morgan Simon, inversora de impacto con dos décadas de experiencia y fundadora del ente asesor Candide Group, quien acaba de publicar "Impacto real: Las nuevas economías del cambio social". EFE/Morgan Simon /SOLO USO EDITORIAL/NO VENTAS/ SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Nueva York – La inversión de impacto, una herramienta que busca alinear las decisiones financieras de las personas con sus valores para lograr el progreso social, puede «dar forma al futuro de Latinoamérica» en su recuperación de la pandemia de covid-19, según dijo este viernes a Efe la empresaria experta en la materia Morgan Simon.

Simon, inversora de impacto con dos décadas de experiencia y fundadora del ente asesor Candide Group, ha publicado «Impacto real: Las nuevas economías del cambio social», la versión en español de un libro sobre finanzas y justicia social que lanzó en 2017 y ha sido citado como referencia por la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard y la ONU.

La experta explicó en entrevista telefónica que para esta reedición en español, disponible en Amazon, ha contado con el apoyo de la organización sin ánimo de lucro internacional Heifer International, que «quería asegurarse de que la gente sabe que esta es una herramienta disponible que podría ayudar a dar forma al futuro de Latinoamérica».

La inversión de impacto ha tenido un «crecimiento sobresaliente» en México, Colombia y otros países de Centroamérica pero sigue siendo un concepto desconocido para muchos ciudadanos de a pie, a los que quiere mostrar «las oportunidades que tienen para lograr un cambio, ya sea con una fundación de 100 millones de dólares o con 100 euros en el banco».

En ese sentido, destacó que el primer paso es tener la «voluntad» para preguntarse a dónde va el dinero que ingresamos en el banco, donamos o invertimos y tomar conciencia de que esas decisiones equivalen a un «voto» que se deposita cada día, a diferencia de un proceso electoral democrático que ocurre cada cuatro o cinco años.

«Si solo usas la filantropía y no examinas tus inversiones, eso significa que estás luchando por el cambio con un brazo atado a tu espalda», señaló, reconociendo que «la mayoría de la gente no sabe dónde pasa la noche su dinero».

«Si donas para el cambio climático pero inviertes en combustibles fósiles en lugar de renovables, o apoyas los derechos de los inmigrantes pero inviertes en prisiones privadas, esencialmente estás saliendo de esa alineación de tu dinero y tus valores», desgranó.

«Particularmente, Latinoamérica estuvo impresionada de ver las políticas de separación familiar de Trump, un episodio horrible de la historia de EE.UU. Cerca de un 80 % de los migrantes en centros de detención para inmigrantes en EE.UU. están en instalaciones con ánimo de lucro», explicó.

Algunos de los bancos con mayor presencia global, como JPMorgan Chase, BNP Paribas o Wells Fargo, «colectivamente proveyeron miles de millones de dólares a esas firmas de prisiones privadas que encierran inmigrantes», por lo que uno puede estar contribuyendo a un problema cuando cree que está haciendo una «inversión segura», apostilló.

Simon, que movilizó a más de medio millón de personas para pedir con éxito a la gran banca que dejara de financiar esa industria, afirmó que empresas como Caliburn, que gestiona una de las prisiones al sur de EE.UU., «estaba ganando hasta 750 dólares la noche por cada niño que tenían, lo que bien podría haber sido el Ritz Carlton».

«Creo que este libro llama a la acción y a aprender de nuestra experiencia para, esperamos, mover cientos de millones de dólares hacia la inversión de impacto», apuntó la inversora, que incluyó tanto a familias y entes con «mucha riqueza y poder» como a personas individuales con voluntad de cambio en el mundo hispanohablante.

La inversión de impacto tiene especiales oportunidades en Latinoamérica gracias a «valores latinos» fundamentales como el cooperativismo, el cuidado de la familia y la atención a la comunidad, por lo que su aplicación a las economías «va a ser especialmente clave a medida que todos intentan recuperarse de la covid-19», declaró.

«En última instancia, invertir es construir el futuro. Particularmente, en el contexto de Latinoamérica, donde la desigualdad ha sido tan paralizante para el crecimiento económico, donde los problemas del cambio climático están generando tanto desplazamiento, nuestra capacidad para abordar estos factores a largo plazo es lo que marcará la diferencia», concluyó.