Tegucigalpa (Especiales Proceso Digital/Por Verónica Castro) – En un país donde al menos un millón 200 mil personas tiene alguna discapacidad, la violencia se ensaña con las mujeres que pertenecen a este grupo poblacional y aunque el porcentaje de hondureñas que son víctimas de esta violencia de género es alto, en la actualidad está totalmente invisibilizada.
– El 12 % de la población hondureña, es decir al menos un millón 200 mil personas, tiene alguna discapacidad.
– Me forzaron a esterilizarme por mi incapacidad, lamentó Yenifer Alegría.
Yenifer Alegría se unió a la Asociación Hondureña de Lesionados Medulares y Similares (AHLMIS) hace cinco años donde aprendió a conocer y defender sus derechos y los de otras mujeres, que como ella, forma parte del millón de hondureños en condición de discapacidad.
“El tema de la violencia que sufrimos las mujeres con discapacidad está totalmente invisibilizado, la violencia puede presentarse de diferentes formas, yo he sido víctima de varios tipos de violencia porque a través de la formación nos hemos dado cuenta que sin saberlo, sin darnos cuenta habíamos sufrido violencia”, dijo la mujer, quien usa silla de ruedas para movilizarse durante una plática con Proceso Digital.
Yenifer relata que entre las distintas formas de violencia que ha sufrido, una la ha marcado: la violencia obstétrica. A la mujer la forzaron a esterilizarse. “Cuando yo tuve mi segundo hijo, los médicos tomaron la decisión, cuando yo había dicho que quería tener tres hijos”, dijo al recordar que fue en el momento del parto cuando convencieron a su esposo de que autorizara la cirugía de esterilización.
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“A este tipo de situación es que nos enfrentamos, porque la sociedad cree que nosotras no somos capaces de criar hijos. Hoy mis hijos tienen 19 y 17 años, son hombres que yo crié sin necesidad de nadie”, dice con orgullo tras lamentar que la visión sobre la discapacidad llega al punto de creer que una discapacidad impida a una mujer ser productiva o ejercer su derecho a la maternidad, al trabajo, a la educación, cuando lo que se requiere es hacer los ajuste necesarios.
Para la mujer, quien forma parte de la comisión de salud de AHLMIS, en los últimos dos gobiernos se han interesado un poco más en regularizar el reconocimiento de los derechos de los discapacitados en el país, “pero todavía falta mucho”, sobre todo en el tema de denuncia, en especial cuando dependen económicamente de sus agresores.
“El tema de la violencia en la mujer está tan normalizado que creemos que es normal que nos digan estúpidas, que nos llamen gordas, que es normal que nuestro esposo que nos mantiene quiera tener intimidad con nosotras, cuantas veces quiera, porque es quien nos mantiene y tenemos que ceder”, manifestó al destacar que esa normalidad hace difícil denunciar, reconocer la violencia.
Múltiples formas de violencia
Para otras mujeres, la violencia de género se vive por su tamaño, como es el caso de Sulema. “Yo tocaba puertas y la respuesta siempre era no hay. Por mi estatura no me daban trabajo”, comentó la mujer, quien pertenece a la etnia garífuna.
Irasema Martínez, de Tela, Atlántida, recordó que la violencia contra quienes tienen una discapacidad viene incluso de sus propios hijos, cómo fue su caso.
“Nosotras las mujeres tenemos que aprender a apoyarnos entre nosotras, porque somos dominadas por el patrón en el que nos criamos en nuestros hogares cuando éramos niñas y nos enseñaron que teníamos que aguantar lo que el hombre dice, sin importar el parentesco que tengamos”, defendió.
Irasema reveló que hacer valer sus derechos le costó la relación de su hijo mayor, quien cortó la relación con ella por no aceptar ceder su casa.
La coordinadora de la Defensoría de Personas con Discapacidad del Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh), Betina Hernández, dijo a Proceso Digital que hay cuatro tipos de violencias contra las mujeres con discapacidad.
En base a los resultados de estudio realizado por la Asociación Hondureña de Lesionados Medulares y Similares (AHLMIS) y la Unidad de Desarrollo Integral de la Mujer y la Familia (UDIMUF), el 38 % de las mujeres con discapacidad que fueron consultadas, experimentó violencia física, otro 38 % dijo haber sufrido violencia psicológica, un 10 % fue víctima de violencia sexual e igual porcentaje que fue víctima de discriminación, mientras que un 4 % fue objeto de desplazamiento forzado.
“Los hallazgos de la investigación reflejan la crítica realidad que enfrentan las mujeres con discapacidad en los ámbitos público y privado, donde no hay espacios seguros pues los violentadores están en el hogar, en la comunidad y en el Estado”, enfatizó.
Urge aprobación de Ley contra la discriminación en Honduras
La vicepresidenta de la Federación Nacional de Padres de Personas con Discapacidad (FENAPAPEDISH), Olivia Perdomo, destacó durante una entrevista con Proceso Digital la urgencia de que el Congreso Nacional apruebe un nuevo marco legal.
“A pesar de los avances logrados bajo la Ley de Equidad y Desarrollo Integral (Decreto No. 160-2005), las barreras estructurales y laborales persisten, por eso, la nueva Ley por los Derechos de las Personas con Discapacidad promete transformar este panorama, brindando nuevas oportunidades para esta población”, aseveró.
El nuevo marco legal se trata de una reforma que busca armonizar la legislación nacional con los estándares internacionales, como lo establece la Convención de la ONU, ratificada en 2007 por el país.
La convención de las Naciones Unidas dice que la rehabilitación es un derecho humano propio de las personas con discapacidad, “por lo tanto debe ser un servicio público completamente, desgraciadamente como familias no contamos con eso en el país y nos hemos dedicado a hacer el trabajo del gobierno”, indicó la mujer al agregar que la transferencia monetaria que reciben no es suficiente para la magnitud de personas que requieren asistencia.
La necesidad de la ley se agudiza porque al millón y medio de personas que hay en la actualidad con discapacidad, se le suma porque este número aumenta.
“Las cifras van en aumento por los reiterados accidentes, las enfermedades de base como la diabetes y el cáncer están dejando en estado de discapacidad a las personas”, manifestó la mujer, quien precisamente por un accidente vial se integró a estas filas.
Como madre de un niño con síndrome de Down, Olivia lucha para que a su hijo Gael Ernesto se le reconozcan sus derechos jurídicos, es decir que pueda ser su heredero, tener una cuenta bancaria, comprar una casa, acceso a seguros médicos, entre otros.
La propuesta de la Ley por los Derechos de las Personas con Discapacidad actualmente se encuentra en el Congreso Nacional y depende de los diputados su aprobación.
“Exhortamos a los parlamentarios a transformar la vida de miles de hondureños que viven con discapacidad y de sus familias, ya que esta Ley facilitará la inclusión efectiva de las personas en el mercado laboral y contribuirá a su integración económica y social”, indicó la directora de FENAPAPEDISH, Rosa Raudales. VC