Madrid/Rabat – Las islas españolas de Chafarinas, frente a las costas mediterráneas de Marruecos, se han convertido en los últimos tiempos en una nueva barrera para los inmigrantes que intentan llegar a Europa a través de ellas.

El Ministerio español del Interior niega que haya habido cambios, pero varias ONG denuncian que las personas que intentan entrar en España desde el norte de África de esta manera son devueltas directamente a Marruecos.

Nada más comenzar el año, el Defensor del Pueblo de España avisó al Gobierno contra la devolución de inmigrantes sin respetar la legislación nacional e internacional de extranjería, que impide entregar a otro país a personas susceptibles de solicitar protección internacional.

Esta advertencia se produjo tras la llegada a la isla del Congreso (la mayor del archipiélago) de varios grupos de inmigrantes –entre ellos algunos que dijeron ser de origen sirio–, que tenían intención de pedir asilo u otro tipo de protección y que, según el Defensor, «podrían haber sido devueltos a Marruecos».

Fuentes de Interior aseguran a EFE que «no ha habido ni habrá devoluciones en caliente» (inmediatas) desde Chafarinas; niegan «cambios» en el procedimiento ante desembarcos de inmigrantes en el archipiélago, y sostienen que «no existe constancia de la llegada de migrantes a los islotes».

Denuncias de devoluciones a Marruecos

Sin embargo, el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) y la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) aseguran que tienen constancia de varios desembarcos y denuncian que, desde 2020, ha variado la forma de actuar de las fuerzas de seguridad: en vez de llevar a los inmigrantes hasta la ciudad española norteafricana de Melilla, los entregan directamente a las patrulleras marroquíes para su devolución.

Hasta 2019, cuando había un desembarco en Chafarinas, la Guardia Civil (cuerpo español de seguridad) trasladaba a los inmigrantes a Melilla, donde se procedía a su identificación, con asistencia letrada e intérprete.

Quien quería pedir protección internacional, se quedaba en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de esa ciudad española mientras se tramitaba la solicitud.

Pero lo que eran desembarcos accidentales, explica a EFE el responsable de la sección Frontera Sur del SJM, Josep Buades, en 2020 empezaron a ser más regulares, con más mujeres –a las que se da tratamiento como potenciales víctimas de trata, con lo que se evita su devolución– y más subsaharianos procedentes de países en conflicto que solicitaban asilo.

Según los jesuitas, ante la posibilidad de que Chafarinas se convirtiera en una ruta habitual de entrada a España, las autoridades españolas «negociaron muy rápidamente» con Marruecos «un procedimiento mucho más expeditivo» para que el país magrebí realice las labores de salvamento y vigilancia marítima.

De ese modo, si alguna embarcación de migrantes se dirige a los islotes españoles, la Marina marroquí la intercepta y, si ya ha desembarcado, la Guardia Civil española «espera a las autoridades marroquíes y se los entrega directamente», detalla Buades.

29 intentos de llegar a Chafarinas en dos años

La AMDH ha registrado en los primeros quince días del año dos desembarcos en Chafarinas con 18 personas, mientras que el año pasado contabilizó 138 personas en 16 tentativas; y en 2020 fueron 82 inmigrantes en once intentos.

Omar Nadi, portavoz de la AMDH en Nador , también asegura a EFE que «antes los enviaban a Melilla, pero en 2021 todos han sido retornados a Marruecos», al punto más cercano de la costa, el Cabo del Agua, donde los dejan libres y no se les persigue penalmente.

«Cuando nos llaman desde Chafarinas interponemos un recurso contencioso-administrativo solicitando la suspensión cautelarísima de la devolución. Argumentamos que, tal y como la están practicando, no sigue el procedimiento que establecen la ley y el reglamento (españoles) de extranjería: es una actuación ilegal de la Administración», censura el jesuita Buades.

Según entiende, no pueden ampararse en un «rechazo en frontera», como en Ceuta (la otra localidad española del norte de África) y Melilla, porque «las Chafarinas, igual que las otras plazas menores de soberanía española (peñones e islotes), no forman parte del territorio de las ciudades autónomas (Ceuta y Melilla), sino que dependen directamente del Gobierno».

Esta ONG tiene muy claro que el objetivo de España es «evitar que se consolide» esta ruta de entrada, e intuye que la motivación política de Marruecos «es un intento de ejercer soberanía donde no la tiene», las Chafarinas; solo habitadas por militares españoles.

En 2021, llegaron de manera irregular a España por mar 39,835 personas (41 más que en 2020), según datos oficiales. La mayor parte llegaron al territorio peninsular y las islas Baleares: 16,991, un 2.6 % más, y el resto alcanzaron las islas atlánticas de Canarias.