Roma – El Gobierno italiano ha declarado que sus puertos no son seguros para el desembarco de migrantes rescatados en el Mediterráneo central por barcos extranjeros como los de las ONG debido a la pandemia del coronavirus.
La decisión se ha tomado después de recibir una petición para desembarcar del barco Alan Kurdi de la ONG alemana Sea Eye, con 150 inmigrantes rescatados en el Mediterráneo y a la espera de puerto.
El Ministerio de Infraestructuras y Transportes confirmó hoy que ha recibido esa solicitud y confirmó «la imposibilidad de garantizar un puerto seguro en Italia a embarcaciones con bandera extranjera» a causa de la pandemia de coronavirus.
El Gobierno ha emanado un decreto en el que se declara que actualmente sus puertos «no presentan los requisitos sanitarios» exigidos por el Convenio de Hamburgo para acoger a los rescatados en el mar.
Es un decreto interministerial firmado por los titulares de Exteriores, Luigi Di Maio; Interior, Luciana Lamorgese; Infraestructuras, Paola De Micheli; y Sanidad, Roberto Speranza.
Según se lee en un comunicado, se «inspira en los principios de protección de la salud de los pasajeros y de igualdad de trato con los ciudadanos italianos», que no pueden moverse en el país por las medidas de bloqueo y confinamiento.
En una medida anterior se hizo lo mismo con los cruceros y las naves de pasajeros con bandera extranjera.
Italia ha pedido a Alemania que asuma la responsabilidad sobre «toda actividad» del barco Alan Kurdi en el mar, incluida la designación de un puerto de desembarco, aunque ha transmitido su disposición a colaborar e intervenir su fuera necesario.
Paralelamente, el servicio telefónico puesto a disposición de los migrantes en el mar «Alarm Phone» ha informado este miércoles de que una barcaza con 67 personas ha llegado en buenas condiciones a la isla italiana de Lampedusa (sur).
El Gobierno alega a la «situación de emergencia» que atraviesa el país por la pandemia de coronavirus, que ha infectado a 135.586 personas y 17.127 han muerto desde que se detectara el primer caso, el pasado 21 de febrero.
«Dada la situación de emergencia relacionada con la propagación del coronavirus y la situación crítica actual de los servicios de salud regionales, (…) no es actualmente posible garantizar la disponibilidad de dichos lugares seguros en territorio italiano, sin comprometer la funcionalidad de las estructuras nacionales sanitarias», reza el texto.
La pandemia de coronavirus afecta especialmente a las regiones del norte, mientras que el desembarco de inmigrantes se produce en los puertos del sur del país, una zona poco afectada por el virus pero que las autoridades quieren proteger a toda costa.
El Gobierno italiano practicó desde junio de 2018 y hasta agosto de 2019 una política de puertos cerrados impulsada por el exministro del Interior y líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, que aprobó incluso multas para las ONG que rescataban migrantes en el mar y accedían a aguas territoriales italianas sin permiso.
Una férrea política que acabó con la salida de Salvini del Gobierno en agosto de 2019 y últimamente el Gobierno italiano se mostraba más permisivo con el rescate de inmigrantes.
El 23 de febrero, al poco de estallar la crisis, Italia puso en cuarentena durante dos semanas al barco «Ocean Viking», de Médicos Sin Fronteras y SOS Mediterránee, impidiendo bajar a su tripulación, y aisló en tierra a los inmigrantes rescatados.