Guatemala.- El secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados, Jan Egeland, aseguró que los migrantes centroamericanos no abandonan sus países para buscar mejores condiciones económicas, sino que huyen de una «guerra» con una «violencia generalizada».
«Es (una guerra) invisible porque no es una guerra política. Es una guerra de violencia generalizada por grupos criminales y por políticas que no pueden prevenir esta violencia», explicó este político y diplomático noruego en una entrevista con Efe en Ciudad de Guatemala.
Durante una parada en el país centroamericano como parte de la ruta migratoria que realiza por tierra desde El Salvador a México para conocer esta realidad de cerca, Egeland analiza la situación en la región, donde miles de familias, como él ha podido comprobar, huyen de la criminalidad: «Han perdido a sus niños por la violencia. No tienen opción de quedarse».
Y acto seguido vienen a su mente las imágenes de la crisis que se vive en Europa, en el Mediterráneo, una situación que a su juicio es muy similar a la centroamericana.
«Sí, para mí es bastante parecida. Europa no quiere entender la crisis en el Mediterráneo. Nosotros los europeos deberíamos entender que miles de personas están muriéndose allá porque nosotros estamos negándoles asilo en Europa. Y los Estados Unidos tampoco son buenos vecinos para los que vienen», dice.
La diferencia, continúa, es que Europa comprende que debería invertir en «esperanza» dónde están las personas migrantes, pero Estados Unidos no lo hace y además de no prestar asilo niega ayuda a Guatemala, El Salvador y Honduras, unos recortes que a su juicio son equivocados y que serían necesarios para mejorar la coordinación humanitaria y dar esperanza.
«No tenemos fondos para ellos para crear esperanza aquí. Entonces no hay opción», proclama mientras recuerda que en este viaje ha hablado con gente que huye de una «violencia terrible», como una familia a la que le mataron dos hijos y ahora el padre, la madre y la única pequeña que les queda escapan porque el papá también está amenazado.
Y es que en esta región del mundo hay una violencia «del mismo tamaño que las guerras en otra parte» y es «falso», como dice el Gobierno de Donald Trump, que los migrantes centroamericanos estén buscando trabajo y una mejor vida económicamente: «Están huyendo de la violencia, como cualquier guerra ahora».
Por eso, resume Egeland, quieren recabar información con este viaje para contarle al mundo lo que está pasando en esta zona, donde sobre todo la juventud «ha perdido la esperanza» y ya no cree que tengan «un futuro para ellos» porque asesinan a sus hijos y sus nombres están «en listas de muerte».
En este contexto, la decisión de Estados Unidos de denegarles el asilo es «una falta de humanidad» y una «falta de derecho» humano internacional, una política «totalmente incoherente» porque la situación pasaría porque actuaran como un «vecino bueno», prestando asilo y aumentando la inversión social humanitaria en terreno.
«Lo perverso es que están construyendo este muro al mismo tiempo que están negando ayuda y asistencia a estos países», reitera, y apunta que El Salvador y Guatemala, que han firmado convenios de asilo para dar cobijo a migrantes, «no están preparados para una ola de personas» que llegue a buscar ayuda y no les podrán dar seguridad porque los grupos criminales los seguirán buscando aquí.
Ante esta situación, donde reina una crisis de seguridad, de protección y de esperanza, con grandes problemas humanitarios como las catástrofes naturales, la hambruna o la pobreza, avanza que están buscando más fondos para temas de educación, empleo y asistencia legal a los grupos más marginados.
Pero ve como «muy raro» que no estén recibiendo apoyos de Estados Unidos, aunque si lo hacen de otros países como Noruega, Suecia, Suiza o la propia Unión Europea.
La solución, avanza, pasaría porque los tres países del Triángulo Norte de Centroamérica, una de las zonas más pobres y violentas del mundo formada por Guatemala, El Salvador y Honduras, se unan para colaborar entre ellos y enfrentarse a «esta crisis de derechos humanos y crisis de asilo».
«Deben pedir conjuntamente otra política de Estados Unidos y también mejor colaboración con México en como colaborar para recrear esperanza para los jóvenes», proclama, y admite que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador están en una situación «difícil» por la «presión» migratoria y política estadounidense.