Tegucigalpa – Jorge “El Indio” Urquía, de 71 años, fue un talentoso jugador que en la década de los 70 acaparaba las portadas deportivas de los principales diarios nacionales y también los internacionales por su paso en clubes de España.
– “Falsa alarma, ‘El Indio’ está vivo”, dijo en tono jocoso Urquía en referencia a las versiones reiteradas sobre su muerte.
– Añora buscar a su exesposa y su hija -ambas viven en España-. “Me gustaría reunirme con ellas”.
– “Vivo tranquilo… la felicidad es difícil encontrarla”, expresó.
– Olimpia necesita un Indio Urquía para volver a ser campeón, bromeó.
El Indio Urquía era un jugador que con porte de goleador. Por su talento para jugar fútbol y su familiaridad con el gol, Urquía tuvo la oportunidad de jugar tanto en Honduras y destacarse en el viejo continente.
Jorge Urquía hoy vive en el anonimato, lejos de aquel estilo de vida de un ídolo que adquirió todo.
En una humilde vivienda de la Residencial Centroamérica Oeste, de la capital Tegucigalpa, reside Urquía, que se dio a conocer por su peculiar forma de esquivar rivales y sus inesperados goles en partidos cuando parecía que todo estaba perdido, ya fuera en cualquiera de los equipos que tuvo la oportunidad de representar.
“El Indio”, vistió cinco camisolas -incluidas la de la H- en su corta carrera futbolística, siete años rompiendo las redes, faena que inició con su amado Atlético Indio (1967), Olimpia (1968-1972), Alavés (1973) y Mallorca (1974).
Integró aquel equipazo de Olimpia en 1972 que se coronó campeón de la Concacaf y que jugó la Copa Interamericana contra el Independiente de Argentina.
En 1973 se fue al Alavés de España, donde compartió camerino con el argentino Jorge Valdano, quien además fue su suplente.
Tras su largo retiro ya de años, un buen día se reincorporó a la cancha, Honduras y su selección lo necesitaban y allí estuvo al llamado del profesor José de la Paz Herrera (Chelato Uclés) en la víspera del mundial de España 1982.
La mítica foto de Urquía con playera blanca impoluta. Con la disciplina espartana de un atleta noble, volvió a vestir la camisola nacional y marcó de nuevo la historia con sus proezas. Los noveles compañeros le recibieron con respeto y admiración, la afición volvió a aplaudirle y él se brindó.
Eran ya rescoldos del héroe deportivo, pero su brillo, su ingenio y su porte gallardo con el balón no menguaban, se resistían a abandonarlo.
De nuevo fue admirado y respetado por sus contrincantes en el suelo de juego, su gesta le significó ser artífice de la primera clasificación a un mundial adulto.
En una entrevista esta semana en Proceso Digital, el profesor Chelato calificó a Urquía como un jugador aguerrido, callado y con un capacidad única para “destrozar” a los defensas.
El exgoleador de Olimpia no pudo integrar la nómina de futbolistas que fue al mundial de España 1982, aunque sí viajó con el equipo luego que sus compañeros hicieran una “coperacha” para llevarlo a la madre patria. Allá fue testigo de la gesta catracha y desde la gradería gritó los goles de la H.
Una modesta vivienda desde 1969
Después de varios intentos por conseguir una entrevista con “El Indio”, Proceso Digital logró encontrarlo, vestía un traje deportivo azul e intentaba abrir la puerta de su casa, asegurada con un improvisado candado, del que había perdido las llaves.
Después de una búsqueda, de al menos 15 minutos, desde adentro expresó: “por fin las encontré”, abrió y en voz baja dijo “pese adelante”.
Indómito, irreverente y aún lúcido, así es Urquía.A partir de entonces una amena plática nos consume cerca de una hora. Jorge “El Indio” Urquía recordó sus mejores momentos como futbolista profesional, además, narró varías anécdotas.” Eran tiempos buenos, pero ahora las cosas han cambiado, nada es como antes, la vida es difícil”.
La casa pintada de color naranja, denota la paredes desgastadas, en su interior se observa una pequeña estufa, una refrigeradora en mal estado y cuadros de algunas fotografías y reconocimientos, dañados y mal tratados, unos por viejos y otros porque se les derramó líquido.
El once que jugó contra Canadá -ganamos 2-1 con goles de Carlos Caballero y Roberto Figueroa- en la hexagonal de 1981. Bueso, Gutiérrez, Villegas, Arzú, Zelaya, Costly, Bulnes, Maradiaga, Caballero, Urquía y Figueroa.Al costado derecho, un cuarto donde no hay nada más que algunos de sus más preciados recuerdos, con un trapo trata de limpiarlos para mostrar algunas fotografías de su época dorada como futbolista, se toma su tiempo y explica cómo y cuándo sucedieron sus gestas gloriosas.
Vive solo en la casa que obtuvo en 1969. “Fui de los primeros habitantes de esta colonia”, pronuncia.
Mientras muestra parte de su casa, se detiene en una pequeña fotografía, se queda viéndola por varios segundos y luego la devuelve al lugar de donde la tomó; al consultarle ¿quién es la niña de la foto? Levanta el tono de su voz y responde rápidamente: “es mi hija, vive en España”.
Dos postales (extremos) de su hija Yohana Suyapa y en medio su
excompañera de hogar Manuela Cámara Ocampo. Ambas residen en España.A la par, dos empolvados trofeos, él mismo explica sin que se le consulte, “esos dos se los ganó un hijo mío, él vive en Estados Unidos, pero no le gusta el fútbol, se dedicó a trabajar”.
En la entrada a la puerta que da acceso a la sala de su casa, se encuentran dos viejas sillas, a la par una pila recolectora de agua, rodean un pequeño espacio, en el que se sentó y dijo estar listo para dar la entrevista, al fondo se escucha música instrumental, es el ruido de un antiguo televisor en el que mira sus programas.
Éxito en el fútbol, pero
fracasado en el matrimonio
Luego de una amplia introducción, da el aviso para que se comience la entrevista formal, se sienta despacio y se apresta para responder la primera pregunta mientras se acomoda y abrocha la sudadera, al tiempo que enuncia “disculpe la tardanza, pero creo que es la edad”.
Se declaró fiel seguidor del Olimpia “siempre soy león, ya casi no voy a los estadios porque, no me gusta ir solo y porque no tendría con quien comentar los partidos. Olimpia está mal, pero ya llegará su momento”.
Relató que no siempre vivió solo “lo que pasa que tuve un fracaso matrimonial, como dicen: se acabó el amor, estuve casado con una española, Manuela Cámara Campos, pero a ella no le gustó aquí, tuvimos una hija, Yohana Suyapa, le nombramos así en honor a la Virgen de Suyapa, varias veces he ido a peregrinar”, externa haciendo gala de su fe religiosa.
Aún recuerda con nostalgia aquel momento en que su esposa le dijo: “muchacho ya no te amo, quiero volver a casa. Perdí a alguien que quería, fue doloroso, pero eso se supera. Luego regresó, volvimos, allí fue cuando tuvimos a nuestra hija (Suyapa)… ya no tenemos comunicación, mi esposa y mi hija se han olvidado de este Indio”.
Reconoció que le gustaría entrar en contacto con su esposa e hija, pero que eso es muy difícil y es complicado; ya que ir a España es caro y económicamente dijo que no tiene las condiciones para buscarlas, aunque siempre recuerda la tierra donde ganó gloria y simpatía -“si me tocara irme a un país, escogería otra vez España”-, expresó.
Valdano y los amigos de la
Selección se portaron bien
Urquía tuvo hace algunos meses un encuentro con exfutbolista argentino y entrenador Jorge Valdano, a quien consideró uno de sus más cercanos amigos, “anduvo en Guatemala y pasó por Honduras; es una excelente persona logramos tener una buena amistad, al encontrarlo me saludó con el tradicional saludo “ajá Indio”.
El Indio es el último de la fila de los agachados, mientras Jorge Valdano
es el que aparece enmedio de todos en la misma fila.Valdano es un exjugador argentino que llegó de 19 años al Deportivo Alavés de la primera división de España, cuando Jorge Urquía estaba en sus sobresalientes tiempos, luego uno de sus mejores socios en la cancha pasó a jugar al Real Madrid, donde destacó y escribió con letras doradas su propia historia. Hoy en día escribe libros y ofrece conferencias relacionadas al fútbol y al marketing. También fue director deportivo del club merengue.
La vista del álbum Panini de 1982
que retrata a Jorge Urquía.“El mayor gesto de amistad que pude haber guardado, fue cuando en la hexagonal de 1981, Honduras clasificó al Mundial de España 1982, y debido a la lesión, no entré en la convocatoria, entonces los compañeros me ajustaron el pasaje para poder ir, yo me quedé con las ganas de entrar a la cancha, pero no se podía”, recordó mientras hace una pausa y responde lentamente.
Dilucidó que hay momentos en que se siente solo, pero no porque la vida lo castigó, sino porque decidió vivir en la casa que obtuvo hace 50 años. “Mi familia está aquí en la Colonia La Peña, de vez en cuando los voy a visitar y ellos vienen también”.
Vendrán mejores momentos
para Olimpia y la Selección
A la consulta sobre la crisis de títulos por la que atraviesa su amado Olimpia, contestó entre bromas y risas: “Necesitan contratar a un Jorge Urquía para que lo saque de la madriguera. A veces hace falta ese ambiente que se vive en las canchas, pero los años no pasan en vano, no quise ser entrenador porque no me gustaría que me hicieran lo que yo hice cuando era jugador”.
Se describió como una persona tranquila y humilde, de temperamento fuerte, “a veces no quería ir concentración y pues no iba, como jugador uno también tiene sus momentos pesados, lo que pasa es que uno a veces las dice y otras no”.
A criterio de Urquía, la Selección Nacional de Honduras, juega a término medio, hace falta más, pero vendrán mejores tiempos, porque hay buen material humano. Lo que pasa es que debe haber un entrenador que sepa identificar las debilidades de los jugadores y poderlas fortalecer.
Considera que el proceso eliminatorio en el que dirigió el entrenador colombiano Jorge Luis Pinto fue muy bueno, no se logró la clasificación porque a veces se necesita un poco de suerte, pero tienen bastante juventud, tarde o temprano van a dar mejores resultados, pero nadie se prepara para perder, todos quieren ganar.
Olimpia, España y la Selección
entre sus mejores recuerdos
A sus 71 años recuerda que lo que más le gustó de su corto paso por Olimpia “es haber ganado un campeonato invicto (1969), eso no es fácil de lograr”, expresa.
Mario Griffin y yo fuimos a una prueba a España, ambos la pasamos, pero él solo estuvo una temporada allá porque no le gustó, entonces lo cambiaron por “Chinola” Matamoros, yo tenía 27 años cuando me fui, jugué tres temporadas con Alavés y tres con Mallorca, fue una carrera corta; ya a los 34 años me tuve que retirar.
Varios reconocimientos que se hizo acreedor permanecen descuidados
y en el suelo de su casa.Sustentó que España fue un país que lo trato bien, “muchos creen que el fútbol no me dejó nada, pero me dejó amistades, dinero no, porque en ese tiempo se pagaba muy poco, solo se ganaba para la comida y para sostenerse”.
Recuerdo mucho la hexagonal de 1981, anoté ese gol -contra Haití a los 35 años- que me trae buenos recuerdos porque con ese se clasificó para ir al mundial de España, ese me llenó de mucha satisfacción.
Expresó que si a él le tocará recomendar un jugador en el exterior “sería Alberth Elis, tiene muy buenas condiciones y mucho futuro por delante”.
Narró que estuvo a punto de jugar en el fútbol guatemalteco con el Municipal, pero había un encargado de ir por él al hotel, pero pasaron tres días, no llegaron a traerlos “entonces agarré mi maleta y me vine. Ahora vivo tranquilo, porque la felicidad es muy difícil encontrarla y los jugadores jóvenes les diría que no se metan a los vicios porque eso no deja nada bueno.
Facetas no muy gratas
Cuando recuerda a su hija, hace una pausa y reacciona sorprendido, al ver que el tiempo se fue rápido, “la última vez que les vi fue como en el 82, debe ser toda una señora, debe tener hijos y ni conozco a mis nietos, todo por perder contacto con ellas”.
Recordó que ya varias veces lo han matado, “por publicaciones de algunos medios, quienes después tienen que aclarar, (titular) Falsa Alarma Indio vivo”, sonríe mientras cuenta, las veces que le han ido a buscar para constar si está vivo”.
“Hay cosas de mi juventud que no quisiera recordar, no fueron cosas buenas, la vida de soltería me condujo por caminos de libertinaje, hay una vida bohemia que no me trae buenos recuerdos y no habría querido verme involucrado en esos episodios, pero así es la vida, lastimosamente solo de los errores se emprende”, concluyó.
Y se marchó. Jorge Urquía agradeció la plática con Proceso Digital.Urquía se despidió con esta frase: “Gracias por acordarse de este Indio”… y se marchó. Jorge sigue en ese rinconcito de su vivienda en la Centroamérica Oeste, solo, triste y en el anonimato.