Fotografía personal cedida donde aparece el inmigrante mexicano Marco Saavedra, uno de los jóvenes indocumentados que integraron el grupo conocido como "Dream9". EFE/Álbum M. Saavedra /SOLO USO EDITORIAL /NO VENTAS/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Tucson (AZ) – Después de largos años de lucha legal y tras desafiar al sistema migratorio de Estados Unidos, Marco Saavedra, uno de los jóvenes indocumentados que integraron el grupo conocido como “Dream9”, ganó su caso de asilo en este país.

“Estamos muy contentos y espero que mi caso sirva de motivación y de ejemplo para el pueblo inmigrante que sigue en la lucha, y ojalá que sea el principio de cambios dentro de esta nueva Administración”, dijo Saavedra a Efe.

El inmigrante mexicano, originario del estado sureño de Oaxaca, reconoció que su caso no fue nada fácil ya que pasó años luchando en las cortes de inmigración para que le permitieran permanecer en Estados Unidos, país al que llegó cuando tenía solo 3 años.

El pasado jueves recibió la noticia que había esperado por años: un juez de inmigración le había otorgado finalmente el asilo político.

La historia de Saavedra está llena de desafíos y refleja una lucha por lograr un cambio en favor de la comunidad inmigrante.

El 22 de julio de 2013, Saavedra y otros ocho jóvenes indocumentados acapararon la atención nacional cuando se reunieron en la ciudad fronteriza de Nogales, estado mexicano de Sonora, y uniendo sus manos y vistiendo sus togas de graduación caminaron hasta la garita de entrada de Nogales (Arizona, EE.UU.) solicitando asilo en el único país que habían conocido desde niños y del que previamente habían salido.

El grupo de los “Dream9” desafió así al sistema migratorio de Estados Unidos, pues nunca antes un grupo de “soñadores” se había presentado en una garita de entrada solicitando reingresar al país.

Cada joven tenía una historia diferente. Algunos habían regresado a México de forma voluntaria al ver frustrado su sueño de seguir estudios universitarios por la falta de un número de Seguro Social.

Otros habían sido deportados antes de que la Administración del presidente Barack Obama (2009-2017) anunciara el programa Acción Diferida Para los Llegados en la Infancia (DACA) en 2012. Ese programa protege hasta ahora de la deportación a los jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo niños.

ACTIVISMO POR LOS INMIGRANTES

En el caso de Saavedra, el inmigrante hizo lo que muy pocos se atreven a hacer. En 2012 se entregó voluntariamente a las autoridades migratorias en Florida siguiendo sus ideales y activismo como parte del grupo National Immigrant Youth Alliance.

Mientras estaba en el centro de detención Broward Trasitional Center en Florida se dedicó a dar apoyo a los inmigrantes detenidos y a denunciar públicamente la falta de atención médica y de garantías judiciales en los casos de deportación.

Tras ser liberado del centro de detención comenzó a organizar a jóvenes indocumentados que habían sido deportados a México.

Saavedra se “autodeportó” en 2013 en solidaridad con los jóvenes indocumentados que no pudieron beneficiarse de DACA. Estando en México se unió a otros jóvenes y juntos al final integrarían el “Dream9”.

Bajo el lema “Estamos en casa”, los jóvenes enviaron el mensaje de que Estados Unidos era su hogar, donde habían crecido y fueron educados, y por tanto pertenecían a sus comunidades.

“Fue un acto de desafío. Conocía a muchos soñadores (beneficiarios de DACA) que habían sido deportados; quería unirme a su causa. Era un desafío grande pero sentía una deuda con toda mi comunidad que había sido deportada bajo la Administración de Obama”, dijo el inmigrante graduado en Sociología.

Saavedra y los otros pasaron varios días detención en Arizona hasta que finalmente fueron liberados. Los “Dream9” no solicitaron la protección de DACA, sino asilo político.

En su caso, el inmigrante mexicano solicitó ese beneficio porque, como defensor de los derechos humanos y de los migrantes, enfrentaba un grave peligro en México, país donde los activistas continuamente son perseguidos, torturados y en ocasiones hasta asesinados.

El activista de 31 años de edad, quien actualmente radica en Nueva York, aseguró que seguirá luchando en favor de su comunidad, de los soñadores y de de los inmigrantes. Esta lucha es personal para Saavedra ya que una de sus propias hermanas es beneficiaria de DACA.

El joven dijo estar “cauteloso” ante los primeros cambios hechos por la Administración del actual presidente Joe Biden en el tema migratorio.

“Por el momento han sido promesas; sin embargo, lamentablemente las deportaciones siguen a pesar de que Biden prometió que no deportaría a nadie en sus primeros 100 días. Por eso debemos seguir luchando”, finalizó el.primer miembro de los “Dream9” en ganar un caso de asilo político.