Valladolid (España).- La actriz británica Kate O’Toole mira el mundo con los ojos azules de su padre, Peter O’Toole, conocido internacionalmente por interpretar a «Lawrence de Arabia», y con la tranquilidad de quien que lleva años dedicándose al difícil oficio de la actuación.
Desde que se subió a las tablas a principios de la década de los años 80 con el montaje de «El rehén» en el Irish Arts Centre de Nueva York, del hoy laureado director Jim Sheridan, la intérprete y actriz ha vivido la evolución de un oficio que se ha transformado desde las pequeñas salas de cine hasta la irrupción de las plataformas de «streaming».
«No creo que las plataformas estén matando el cine, lo que sí que es cierto es que el entretenimiento evoluciona, cambia, no se mantiene estático y lo único que puedo predecir es que las formas de consumir se transforman todo el tiempo», explica en una entrevista con la agencia EFE en Valladolid (centro), donde se celebra su Festival de Cine Seminci.
Unos cambios en la industria cinematográfica que también se traducen en un mayor número de mujeres involucradas en la dirección y la creación de contenidos, algo que achaca a las políticas de algunos gobiernos -con subvenciones específicas o a través de cuotas – y, sobre todo, a la representación y a la educación.
«Cuando hablo de educación me refiero a que antes las chicas jóvenes crecían pensando que todos los directores eran hombres, pero si se empieza mostrando desde que las mujeres tienen todo tipo de oportunidades en el mundo del cine, su presencia no se convierte en un hecho extraño», asegura.
La actriz visita Valladolid como presidenta del jurado de la sección oficial de la 67ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), cuyo palmarés se conocerá en la gala que se celebra este sábado.
Un festival del que Kate O’Toole destaca el «el alto nivel de las películas seleccionadas» y que supone una magnífica oportunidad para que el público vea «un tipo de cine más razonado, de autor, que está más dirigido por el arte que por la taquilla», lo que, en sus palabras, ha complicado muchísimo su labor del jurado.
Le acompañan en esta tarea el compositor chileno Jorge Arriagada, el crítico argentino Pablo de Vita, la guionista y directora española Patricia Ferreira, el diseñador de sonido mexicano Martín Hernández, la directora, guionista y productora española Gracia Querejeta, la curadora del festival de Cine Francés en el Instituto de Cine Irlandés de Dublín y del East Asia Film Festival de Irlanda Marie-Pierre Richard y la guionista dominicana Tanya Valette.
O’Toole subraya que pasó toda la semana «hablando e inhalando cine» hasta el punto de perder la voz y reconoce que se lleva «una herramienta práctica» para facilitar la labor en futuros certámenes: «Hemos aprendido es que es genial para los jurados tener un grupo de Whatsapp».
La actriz, que también ejerce como crítica cinematográfica en diversos medios de comunicación, tiene un destacado papel en la cultura irlandesa, debido a su posición en la dirección del festival Galway Film Fleadh y del de Irish Film Board desde los años 2005 y 2013, respectivamente.
Sin embargo, es una firme enamorada del teatro -comparte de nacimiento con William Shakespeare, la villa de Stratford-Upon-Avon en Warwickshire (Inglaterra)- pero no puede negar que «cada vez es más difícil hacer teatro, lo que es una pena porque es un arte que es vida y no se puede superar la vida».
Pese a haber tenido a un padre en lo más alto del cine mundial, reconoce que para ella no ha sido un modelo a seguir ya que «cada actor es un individuo distinto», pero sí se refiere a él como una persona «empática», «maravillosa» y «colaborativa» en su vida cotidiana.
«Me enseñó a nadar, a montar en bici y me llevó en mi primer día de escuela cuando tenía 10 años y me enseñó la ruta en el metro de Londres para que al día siguiente pudiera hacerlo por mi misma… cosas de ese estilo», recuerda con una sonrisa en la cara.