La australiana Kylie Minogue ha vuelto a coronarse este sábado como reina atemporal del pop con la venia del entregado público del festival Cruïlla. EFE/Archivo/Neil Hall

Barcelona – La australiana Kylie Minogue ha vuelto a coronarse este sábado como reina atemporal del pop con la venia del entregado público del festival Cruïlla, que ha coreado y bailado los temas de la diva con el afán del que lo da todo en la disco con su canción preferida justo antes de dar por acabada la noche.

Con Madonna en horas bajas tras su criticada actuación en Eurovisión, Minogue, de 51 años y un cáncer de mama superado a sus espaldas, ha dejado claro que el trono de las pistas de baile lleva escrito su nombre.

Con la misma energía con la que hace solo una semana triunfaba en Glastonbury (Reino Unido), Minogue ha vuelto a meterse el público en el bolsillo, a pesar de que esta vez no la acompañaba Chris Martin (Coldplay) para versionar guitarra en mano el «Can’t get You Out Of My Head».

Ni falta que le hizo para llenar un escenario en el que no faltaron coreografías y estéticas ochenteras, cambios de vestuario y golpes de melena y cadera sincronizados.

«Barcelona, te quiero», se ha despedido con «All the Lovers», tras hacer gozar al personal con otros clásicos, de «Spinning around» a «Is in your eyes» o «I should be so lucky».

Este sábado también triunfaron en la noche del cierre del Cruïlla dos valores seguros del panorama musical nacional, Dorian y Love of Lesbian.

Los fans de Santi Balmes han tenido doble ración del barcelonés, pues el cantante de Love of Lesbian se ha unido a Dorian para cantar juntos «Los amigos que perdí».

Antes había triunfado entre el público la banda Years & Years, entre los más festivaleros de la edición y parte de un plantel internacional que en esta décima edición ha reunido también a Foals, Bastille, Zaz, Jorge Drexler, Years y Garbage.

Espacio aparte merecieron la noche del viernes Vetusta Morla, que hizo las delicias con su repaso del último disco, «Mismo sitio, distinto lugar», aunque también cayeron lo que ya son himnos generacionales para el urbanita treintañero como «Copenhague» o «Los días raros».

Cuatro días han pasado desde que inauguraran este Cruïlla a lo grande con The Black Eyed Peas, sin Fergie, pero con Jessica Reynoso, ganadora de La Voz en Filipinas; el grupo estadounidense volvía actuar tras una década de ausencias en Barcelona.

Entre las estrellas imprevistas, Gangs of Youth o la joven y noruega Aurora, que enamoró al público con una puesta en escena naturalista en la que repasó sus últimos tres -y únicos por ahora- álbumes.

Además, en esta edición se ha potenciado la parte extramusical del evento, que busca mantener una identidad propia que le diferencie de otros macrofestivales veraniegos como el Primavera Sound, que se celebra en el mismo recinto, o el Sónar, que empezará el 18 de julio.

Así, una de las novedades de esta edición junto con los Cruïlla Talks, un espacio «de debate y reflexión» paralelo al festival, ha sido el nuevo escanario Cruïlla Comedy, donde actuaron cómicos del momento como Tomàs Fuentes, Susi Caramelo, Antonio Castelo, Valeria Ros, Luis Álvaro o Iggy Rubin.

El guionista Tomàs Fuentes, presentador de la carpa de monólogos, ha explicado a Efe que la apuesta de la dirección del festival por la comedia responde a los buenos tiempos que el género está viviendo en Barcelona, donde en los últimos meses han proliferado los espacios de «micros abiertos».

En general, un cóctel resultón para un Cruïlla que ha cumplido diez años pero puede seguir presumiendo de festival sin masificaciones ni colas interminables, una de las principales diferencias con otras citas estivales barcelonesas de su misma liga, a saber, el Sónar y el Primavera Sound.

Con todo, 15.000 personas tanto el miércoles como el jueves, 25.000 el viernes y 23.000 el sábado.