Buenos Aires – A 13.000 kilómetros de Catar, los argentinos esperan con «mucha ansiedad» e «ilusión» el debut de la Albiceleste de este martes en el Mundial de Qatar 2022, una Copa del Mundo que quieren ganar para vivir “alegría” en tiempos convulsionados por la crisis económica.
«Para este Mundial hay más expectativa que para los anteriores. La gente tiene ganas de que gane (Argentina), de que le den un poco de alegría a la gente», dice a EFE Raúl Benítez, un albañil que estaba revocando la fachada de un edificio de la ciudad de Buenos Aires.
«Sería una alegría entre tanta malaria que hay. La gente ve el Mundial y se pone un poco más contenta, le da alegría. Veo posible que ganemos. Este año la copa es de nosotros», añade horas antes del primer duelo de la Albiceleste en Catar.
Camila Porras, encargada de las redes sociales de un local del barrio de Palermo, dice que, incluso los menos apasionados por este deporte, se vuelven «futboleros» durante los Mundiales.
«Este lo vivo con mucha ansiedad, con ganas de que empiece y con ganas de que a Argentina le vaya bien. Todo el país está revolucionado y expectante por lo que va a pasar. Más después de lo que pasó en la Copa América, que la ganamos. Desde ahí quedó una expectativa muy grande y una ansiedad muy grande de que las cosas salgan bien», analiza la joven de 25 años.
«Todos estamos con muchas ganas de que suceda, y de que a Messi le vaya bien», sostiene.
Jaquelina, que tiene 24 años y trabaja con ella, también siente «mucha expectativa» por esta Copa del Mundo, en la que Argentina competirá en el Grupo C.
«Creo que es un Mundial en el que tenemos muchas fichas. Hay mucha ansiedad, está todo el mundo hablando del Mundial, en la calle, en la tele, en las redes, todo el tiempo: Mundial, Mundial, Mundial. Queremos que arranque ya», dice.
La joven remarca que de ninguna manera va a ver los partidos de la Albiceleste sola y explica que con sus amigas se reunirán este lunes por la noche para tener una pijamada y luego ver juntas el encuentro del martes ante Arabia Saudí, para el que los argentinos deberán madrugar, pues se juega a las 07.00 horas locales (10.00 GMT).
Para Pablo, otro argentino, de 26 años, la buena racha del equipo que comanda Lionel Scaloni en los últimos partidos hace que se generen «muchas expectativas a nivel de resultados».
Pablo siente que este Mundial se vive con más intensidad que los anteriores. Dentro de las razones, señala que se juega en el verano argentino y «el clima (social) del país».
«Está como todo inestable y depende del Mundial. Si nos va bien, quizás la gente está más contenta. Y si nos va mal, agarrate», alerta.
BUENOS AIRES PINTADA DE AZUL Y BLANCO
La capital de Argentina sirve de muestra para entender cómo se vive en el país de Lionel Messi, quien afronta su última cita universal, la Copa del Mundo de Qatar 2022.
Desde hace días, en los principales locales comerciales se vislumbran banderines y globos con los colores patrios. Además, los argentinos guardaron las camisetas de fútbol de sus clubes en el armario y ahora visten principalmente casacas de la Albiceleste.
Incluso, los carteles que suelen informar a los automovilistas sobre el estado del tránsito en las calles ahora tienen mensajes alusivos: «Vamos Argentina. Emoción mundial».
La Copa del Mundo también se volvió una oportunidad para los vendedores callejeros, que ofrecen banderas, camisetas o pegatinas alusivas.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires proyectará los 64 partidos en una pantalla gigante de 18 metros de largo y 10 de largo ubicada en el barrio de Palermo, en un espacio de disfrute para la hinchada, donde también habrá «juegos, murales colaborativos de banderas con elementos reciclables, talleres», además de conciertos y un patio gastronómico, según el comunicado.
También visitarán ese recinto «jugadores que pasaron por la selección nacional para que cuenten sus mejores historias», al tiempo que los monumentos más emblemáticos de la capital argentina «se vestirán con los colores argentinos para alentar a Messi y compañía».
La ya tradicional pasión argentina por el deporte se transforma, especialmente en esta cita mundialista, en anhelo de alegría para estos tiempos de convulsión.