Washington – La batalla en favor de un refuerzo de la frontera entre EE.UU. y México para compensar el levantamiento de la normativa que ha permitido expulsiones en caliente tiene uno de sus frentes más activos en el Congreso estadounidense, donde distintas iniciativas buscan imponer nuevos controles migratorios.

La propuesta más ambiciosa comenzó a debatirse este miércoles en la Cámara de Representantes, pero, como el resto de proyectos, no tiene visos de prosperar porque el Senado está bajo control demócrata y ambos partidos frenan los proyectos del otro cuando estos llegan a sus manos.

La medida estrella de la iniciativa republicana aboga por retomar la construcción de un muro entre ambos países siete días después de su promulgación. Fue una de las principales promesas de Donald Trump en su campaña electoral de 2016 y de su mandato, pero no llegó a finalizarse, y Joe Biden paralizó las obras a su llegada a la Casa Blanca en enero de 2021.

El proyecto de ley conservador, impulsado por el legislador de Florida Mario Díaz-Balart, de origen cubano, pide utilizar los fondos concedidos al respecto en octubre de 2019 y que todavía no hayan expirado.

También pretende desplegar un mínimo de 22.000 agentes de la Patrulla Fronteriza a tiempo completo, vigilar la frontera con drones las 24 horas o permitir al Departamento de Seguridad Nacional trasladar a terceros países seguros a los solicitantes de asilo “sin la necesidad actual de acuerdos bilaterales con esos países”.

Ese no ha sido sin embargo el único proyecto puesto sobre la mesa de la Cámara de Representantes o el Senado.

Tres senadores republicanos presentaron el 4 de mayo uno en defensa de los menores no acompañados que cruzan la frontera con México y por el que pretenden incrementar los controles antes de que esos niños sean entregados a un familiar o tutor legal.

Los legisladores Rick Scott, Tom Cotton y Marco Rubio se movilizaron después de que The New York Times publicara en marzo que la cifra de niños solos que entraron a EE.UU. en 2022 alcanzó los 130.000, el triple que cinco años antes, y que un mes después de haberles encontrado un hogar las autoridades no lograron contactar con 85.000 a lo largo de 2021 y 2022.

También en el Senado, pero un día antes, otros tres senadores pidieron a Biden un sustituto “aceptable” al Título 42, la normativa que expira este jueves y que había sido implantada en el mandato de Trump (2017-2021).

Su reclamo tomó la forma de una carta para alertar de que, en respuesta a ese levantamiento, el flujo de inmigración podría pasar de las 6.300 personas al día hasta ahora a entre 10.000 y 13.000, duplicando así “el problema”.

Desde el propio bando demócrata se ha cuestionado igualmente la contraofensiva de Biden para intentar controlar la situación.

Para Bob Menéndez, presidente del Comité de Exteriores del Senado, enviar a 1.500 militares desde este miércoles para ayudar a la Patrulla Fronteriza es “inaceptable” y “sólo promueva la idea errónea de que los migrantes son una amenaza que requiere de tropas para ser contenida”.

A Biden se le insta además a dar un trato justo y humano a los inmigrantes. Fue el caso de la senadora independiente Kyrsten Sinema y del demócrata Mark Kelly, que a principios de mes pidieron adaptarse a la realidad sobre el terreno para ayudar a ciudades abocadas a una situación de emergencia ante el creciente número de inmigrantes.

Otras iniciativas demócratas, como la introducida este miércoles y que aún debe recibir el visto bueno del comité pertinente en la Cámara Baja, abogan por ampliar las vías legales para entrar y permanecer en Estados Unidos y por facilitar el camino a la ciudadanía a los llamados “soñadores”, jóvenes indocumentados que llegaron al país de niños.