Nueva York – La brecha salarial de género cuesta a una mujer latina en Estados Unidos un promedio de 1,3 millones de dólares acumulados durante una carrera de 40 años, según un estudio publicado este jueves por el Centro Nacional del Derecho de la Mujer (NWLC).
El estudio, publicado en el Día de la Igualdad de Pago para las Latinas, destaca que en 2023, el último año del que se disponen datos, las latinas trabajando a tiempo completo todo el año ganaban un promedio de 58 centavos por cada dólar que ganaba un hombre blanco no hispano.
Esos 42 centavos perdidos cada día, mes y año a lo largo de 40 años suponen casi 1,3 millones de dólares, denuncia la entidad, que además señala que una latina tendría que trabajar casi 30 años más en las mismas condiciones que un hombre blanco no hispano -hasta los 89- para ganar lo mismo.
La brecha salarial de género se amplía en el caso de las latinas que trabajan a tiempo parcial y por temporadas, pues en 2023 ganaban un promedio de 51 centavos por cada dólar obtenido por el perfil masculino del estudio, y perjudica más a determinadas nacionalidades.
Las comunidades más perjudicadas por la brecha salarial en EE.UU. son las mujeres guatemaltecas (48 centavos por cada dólar) y salvadoreñas (51 centavos).
Aparte, el estudio del NWLC señala que la brecha se da en todos los niveles educativos, y «algunas de las latinas con mayor formación tienen algunas de las brechas salariales más sorprendentes respecto a sus contrapartes masculinos no hispanos».
Una latina con un título profesional se dispone a perder 2,9 millones de dólares en su carrera por la brecha, dice el informe.
De hecho, una latina que trabaja a tiempo completo todo el año debe obtener un máster para ganar más (70.000 dólares al año) que un hombre blanco no hispano con un título de estudios superiores (62.000), señala.
La entidad denuncia que las latinas afrontan barreras «racistas y sexistas» en todos los escalafones de la economía, lo que las sitúa «sistémicamente infravaloradas e infrapagadas» y les quita la oportunidad de invertir en su educación, propiedad y jubilación y, en definitiva, de crear riqueza generacional.