México-La casa más antigua del centro histórico de Ciudad de México, que data del siglo XVI, se convirtió esta semana en el Centro Cultural Manzanares 25, que acogerá actividades de todo tipo enfocadas principalmente a la infancia del céntrico barrio de La Merced.
Esta edificación, que fue el lugar de residencia de una familia adinerada de indígenas comerciantes, fue descubierta por el arquitecto Juan Benito Artigas en 2010 y, tras la intervención del Fideicomiso Centro Histórico, se decidió rehabilitarla para construir un lugar donde «los niños de La Merced tengan su espacio», explicó José Mariano Leyva, director de esta organización.
Este barrio es uno de los más empobrecidos de la capital mexicana y, según un censo del Fideicomiso, en menos de ocho cuadras hay 800 niños, muchos de los cuales viven sin padre ni madre.
Además, a pocos metros de este centro se ubicaba una zona roja, como conocido «carrusel», lugar de prostitución en el que participaban menores de edad.
Por esto, cuando el proyecto llegó a manos de Leyva, lo mejor que se le ocurrió fue construir un lugar para niños.
«Antes se mancillaba a menores de edad y ahora en este lugar se escuchan niños jugando», comentó.
La zona donde se encuentra esta antigua casa, ahora rehabilitada, estaba hasta hace menos de 70 años rodeada de canales a través de los que se transportaban principalmente alimentos y, ahora, sigue siendo una zona comercial, un «puerto seco», explicó el director del fideicomiso.
Artigas, que ha dedicado su vida a «buscar edificios por el mundo que valgan la pena para defenderlos y darlos a conocer», vio en esta edificación detalles arquitectónicos propios de las casas mesoamericanas prehispánicas, pero también elementos europeos.
«Se ve la creación de una cultura nueva que es el origen del México actual», comentó el también profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la casa vivía una familia de 15 descendientes, cuyas habitaciones se situaban alrededor de un patio principal.
Ahora en estas estancias se han preparado diversos espacios en los que se llevarán a cabo talleres para que los niños de la zona tengan un lugar donde desarrollar su creatividad y acercarse a la historia y al arte.
«En este tiempo necesitamos que los niños se vayan hacia lo cultural y no hacia otras cosas que no tienen que ser para ellos», explicó a Efe Rocío, la madre de una participante en las actividades inaugurales. «Los niños están felices», añadió.
Leyva contó durante la inauguración que cuando conoció la existencia de esta edificación supo que era «imposible no rendirse ante esta casa, pues traspasar los muros es un viaje en el tiempo que ayuda a entender lo que somos».
Con el apoyo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, el Fideicomiso llevó a cabo la rehabilitación de este centro cultural que a partir de ahora estará abierto a los niños de La Merced y al público general.
«Queremos que los niños sientan que aquí «detrás de cada puerta no hay peligro, hay una oportunidad», terminó Leyva.