Uagadugú— El número de desplazados internos a causa del auge del yihadismo en Burkina Faso continúa al alza y asciende ya a 1,3 millones de personas, lo que supone el 6 % del total de su población, alertó hoy la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Solo en la primera mitad de 2021, el número de desplazados aumentó en 237.000, una cifra mucho mayor que los 96.000 registrados durante el segundo semestre de 2020, según informó el portavoz de este organismo, Babar Baloch, en una comparecencia hoy en Ginebra.

Acnur calificó de «igualmente» alarmante la aceleración del flujo de personas que abandonan Burkina Faso para ponerse a salvo como refugiados en los países vecinos.

En total, desde el pasado enero, 17.500 personas buscaron refugio en otras naciones, lo que casi multiplica por dos las cifras del año pasado.

Actualmente, Acnur estima que hay unos 38.000 ciudadanos de Burkina Faso como refugiados o solicitantes de asilo a lo largo de la región (proncipalmente, en Mali, Níger y Benín).

«(Acnur) llama a acciones conjuntas para abordar los números récord de personas obligadas a huir dentro del país y cruzando las fronteras internacionales», señaló la agencia de la ONU en un comunicado con los detalles de la comparecencia de Baloch.

«Se necesitan urgentemente más recursos para atender las crecientes necesidades humanitarias», añade el mensaje.

Burkina Faso padece reiteradamente por la violencia yihadista desde abril de 2015, cuando miembros de un grupo afiliado a Al Qaeda secuestraron a un guardia de seguridad rumano en una mina en Tambao (norte), que sigue desaparecido.

El país africano sufrió la noche del pasado 4 al 5 de junio la peor masacre de su historia reciente con la muerte de al menos 160 personas en un ataque perpetrado por un grupo afiliado a Al Qaeda contra la localidad de Solhan, en la región del Sahel (norte).

El Sahel, que comparte frontera con Mali y Níger, es la zona más afectada por la inseguridad, aunque el conflicto también se ha expandido a provincias limítrofes, como la región Centro-Norte, y al este del país.

Los atentados suelen atribuirse al grupo local burkinés Ansarul Islam, al Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM, por sus siglas en árabe), afiliado a Al Qaeda, y al Estado Islámico en el Gran Sahara (EIGS), que atacan también en los vecinos Mali y Níger.