Tegucigalpa – La comunidad garífuna (negra) de Honduras dijo este lunes, al conmemorar 224 años de la llegada de sus ancestros al país, «basta ya» a la criminalización y judicialización de sus líderes y pidió un «alto» a la violencia contra ellos.
«Exigimos un basta ya a las amenazas, persecuciones, criminalización y judicialización de las lideresas y líderes garífunas que defienden el territorio», indicó la Organización Fraternal Negra de Honduras (Ofraneh) en un comunicado.
Los garífunas expresaron su repudio a las «campañas de descrédito, la estigmatización y señalamientos infundados» en contra de ellos.
La etnia negra exige al Estado de Honduras «el cumplimiento ya» de la sentencia emitida en diciembre de 2015 por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) a favor de las comunidades garífunas Triunfo de la Cruz y Punta Piedra, en el departamento caribeño de Atlántida.
Según la CorteIDH, los pobladores de esas comunidades no poseen un título de propiedad sobre su territorio ancestral, idóneo y culturalmente adecuado, además de que se les ha denegado el derecho a la participación en la toma de decisiones en asuntos que les conciernen y se violaron sus garantías judiciales.
Según apuntes históricos, los primeros negros llegaron a Honduras el 12 de abril de 1797, como esclavos traídos de la isla de San Vicente.
Entonces, se asentaron en la comunidad de Punta Gorda, en la isla de Roatán, en el Caribe hondureño, y luego se dispersaron a lo largo de toda la costa hasta constituir más de una treintena de pueblos garífunas.
NADA QUE CELEBRAR
La Ofraneh señaló que hoy, a 224 años de la llegada de los negros a Honduras, «no hay nada que celebrar, luchamos y resistimos ante el racimo estructural e institucional».
«Este día recordamos nuestra historia que ha querido ser borrada de la memoria nacional, pero que continúa presente y viva en la lucha y resistencia de nuestro pueblo», destacó la etnia negra.
Lamentó que después de más de dos siglos, «está presente la amenaza de un tercer destierro violento e intencional, por medio de un genocidio contra el pueblo garífuna perpetrado por el Estado de Honduras para favorecer intereses económicos de grupos de poder nacionales e internacionales».
En los últimos tres años, más de 40 garífunas han sido asesinados y otra gran cantidad abandonaron sus comunidades por la violencia generalizada, amenazas, criminalización y persecución en su contra, señaló la organización.
Como parte de la conmemoración, en abril los garífunas están celebrando el «Mes de la herencia africana» con diversas actividades que comenzaron el pasado día 1 y finalizarán el 30.
En el norte y Caribe del país, la comunidad garífuna celebró una jornada que incluyó un plantón para exigir «respeto» a sus derechos y el esclarecimiento de la desaparición forzada, desde el 18 de julio de 2020, de cinco jóvenes de la comunidad del Triunfo de la Cruz.
Los garífunas desaparecidos, en un aparente secuestro, son Milton Joel Martínez, Suami Aparicio Mejía, Gerardo Misael Trochez, Albert Snaider Centeno y Júnior Chávez.
«Hoy, en los 224 años de presencia garífuna en Honduras, que suenen más fuerte que nunca los tambores de la solidaridad y de la justicia. ¡Aún hay mucho por hacer! Felicidades, hermanos», indicó el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, en Twitter.
GARÍFUNAS RECHAZAN «FALSA POLÍTICA» CONTRA NARCOTRÁFICO
El pueblo garífuna demandó un «alto ya» al desplazamiento forzado de sus integrantes, quienes son obligados a abandonar sus comunidades.
El desplazamiento es una «experiencia doblemente catastrófica» para los garífunas, porque «nuestra vida está íntimamente ligada al territorio y el desplazamiento nos condena a vivir en espacios urbanos que nos aleja de nuestra relación con la tierra y la naturaleza». indicó la Ofraneh.
Además, repudió «la falsa política de lucha contra el narcotráfico», porque solo persigue la militarización de sus comunidades.
La presencia de militares en territorios garífunas causa «una estela de asesinatos, intimidación y terror en las comunidades, con el objetivo de apropiarse de las tierras y sembrar violencia en nuestras comunidades, que son islas de paz en un mar de violencia», enfatizó la organización hondureña.