Familiares de personas internas en el Hospital Escuela Universitario esperan en las aceras información de los pacientes, en Tegucigalpa (Honduras). EFE/Gustavo Amador

Tegucigalpa – La pandemia de COVID-19, que en Honduras ha causado cerca de 300 muertos y 7.000 contagios, debería dejar una enseñanza al actual y futuros Gobiernos, con cambios en materia de salud y educación para no volver a lo mismo hasta antes de la pandemia, dijeron este miércoles a Efe fuentes académicas.

La mortal enfermedad ha desnudado, una vez más, los precarios sistemas de salud y educación de Honduras, país con 9,3 millones de habitantes, de los que más del 60 % viven en la pobreza y su nivel educativo es de los más bajos de América Latina.

BAJA COBERTURA EDUCATIVA

«Históricamente nuestro sistema educativo presenta una de las tasas de cobertura más bajas de la región de América Latina y aún de Centroamérica, donde la falta de equidad en el acceso también es un problema que no se ha logrado superar», dijo la ex ministra de Educación Rutilia Calderón.

Agregó que, la pandemia de COVID-19, «viene a profundizar estos dos problemas», en materia de salud y educación, que a lo largo de su historia ha tenido el país.

Calderón, exvicerrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), señaló que al igual que en otras dimensiones de la vida, en lo cultural, económico y social, en el caso de la educación, los grupos también históricamente excluidos de los procesos de desarrollo del país son los que mayor impacto negativo están recibiendo.

En lo educativo, la actual situación que vive el país -con un confinamiento forzado por la pandemia de COVID-19, desde marzo- hace más compleja la histórica problemática, porque «la brecha, sobretodo la digital, se viene a sumar a otras brechas que ya han venido afectando a estos grupos de población», subrayó.

En opinión de Calderón, profesional de la medicina con especialidad en epidemiología, en el país «se tiende a trabajar en planes de corto plazo», lo que no le abona a su desarrollo.

«Sabemos que el virus y otros patógenos, que por el daño ambiental está previéndose que vendrán en los años futuros, tenemos que pensar en planes, programas, proyectos, de mediano y largo plazo», recalcó.

En lo educativo, no se puede estar pensando solamente a lo que se puede venir entre agosto y diciembre, o solo en 2021, porque «entonces posiblemente vamos a perder la oportunidad de empezar a desarrollar realmente un sistema educativo que atienda estos déficit que históricamente hemos acumulado en cobertura, equidad, acceso, en calidad de los aprendizajes de nuestros estudiantes», dijo Calderón.

EDUCACIÓN SUPERIOR ESTANCADA

Indicó además que, de acuerdo a datos del sistema de educación superior del país, la cobertura superior se ha mantenido «estancada en los últimos 20 años».

«Somos uno de los países con menor cobertura, apenas el 15,8 % de la población entre 18 y 24 años, que es la que debería estar teniendo acceso al sistema superior, lo tienen, cuando la media en América Latina ya ronda el 40 % de este grupo», enfatizó.

Calderón considera que, cuando se habla de los retos, de los desafíos del sistema educativo, es importante mirar a la educación superior, que es la que termina de formar a los profesionales.

«Siempre estamos viendo la educación medida, básica y prebásica, pero los países que han logrado hacer de la educación un factor clave de desarrollo sostenible, han logrado también integrar todos los aportes que puede y debe dar la educación superior», acotó.

POCA INVERSIÓN ESTATAL

El científico hondureño Marco Tulio Medina indicó a Efe que el sistema educativo nacional «es bastante débil, igual que el de salud», y que «la debilidad» en ambos «está ligado a la poca inversión estatal».

«Las prioridades de los últimos gobiernos del país no han enfatizado sobre este tema tan crucial, la educación y la salud, y ligado a ellos, está el tema de la gran inequidad de nuestro país», agregó.

Medina subrayó que el país vive situaciones como la de que arriba del 30 % de la población vive en extrema pobreza, y que las posibilidades de utilizar la tecnología para una educación en línea en Honduras, principalmente en estos tiempos de pandemia por COVID-19, «son bastante limitadas».

Con la pandemia, «se ha acentuado más esa inequidad que existe en nuestro país, donde los más pobres tienen menos acceso a un proceso educativo que pudiera llevarse a cabo», expresó Medina, neurólogo y ex decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Unah.

En lo que respecta a las deficiencias en el sistema educativo, que se arrastra desde el primer nivel de formación básica, con los niños, se ve reflejada en las pruebas de aptitud cuando los jóvenes llegan a la Universidad para definir la carrera que estudiarán.

«En nuestro país, entre los jóvenes en general, en los exámenes que nosotros evaluamos en la Universidad hay una gran debilidad en el área de matemáticas, del idioma, de las habilidades verbales, realmente sí se deben de fortalecer esas áreas», enfatizó Medina.

El porcentaje de niños hondureños que alcanzan llegar a las universidades del país «es extremadamente bajo, estamos hablando de menos del 10 por ciento», agregó el científico y docente universitario.

La inequidad en las universidades obedece a que quienes tienen acceso más fácil a ellas son niños que estuvieron en escuelas privadas, bilingües, personas de la clase media, pero las opciones de los de áreas rurales, de escuelas públicas, son más bajas.

«Realmente, debemos modificar totalmente el sistema educativo hondureño, para proveerle de las herramientas necesarias para que nuestros niños puedan alcanzar metas mayores», afirmó Medina.

La capacidad educativa de la población hondureña, según Medina, se debe fortalecer con una mayor inversión y con modelos educativos en los cuales se fomente no solo la actividad memorística, sino los procesos de aprendizaje modernos, que actualmente están, que han tenido mucho éxito a nivel internacional.

«Creo que la inversión del Estado, ya que esta es una nueva oportunidad que el COVID-19 nos enseña, puede replantear los grandes objetivos de la República hacia el fortalecimiento de las áreas educativas y de salud de nuestro país», dijo el científico, miembro del Consejo de Educación Superior.

La COVID-19 «nos ha desnudado y nos permite ver con más claridad hacia dónde debemos de apuntar», dijo Medina, quien además considera que en ese esfuerzo deben participar el Gobierno y la sociedad, con políticos que no hagan promesas que no van a cumplir.

«Tenemos que presionar para que esto no vuelva a ocurrir, tenemos que orientarnos hacia el verdadero desarrollo que implica nuestro país», es decir, un país donde la educación es prioridad y donde la salud, lo es igualmente», apostilló.