Bruselas – El producto interior bruto de la eurozona (PIB) creció un 0,2 % en el segundo trimestre, la mitad que en los tres meses previos, en un frenazo debido en buena medida a las tensiones comerciales globales que han llevado a su principal economía, Alemania, a territorio negativo.

En el conjunto de la Unión Europea el PIB aumentó un 0,2 %, tres décimas menos que en el primer trimestre, según los datos publicados este miércoles por la oficina de estadística comunitaria, Eurostat, que confirmaron su estimación preliminar.

Si se compara con el segundo trimestre de 2018, el crecimiento fue del 1,1 % en la eurozona y del 1,3 % en la UE, también por debajo de las cotas anuales registradas entre enero y marzo (1,2 % y 1,6 %, respectivamente).

Detrás de la ralentización económica en el trimestre se encuentran las tensiones comerciales, con Estados Unidos y China en plena escalada de su guerra comercial, así como la persistencia de incertidumbres a nivel internacional, en concreto el riesgo creciente de un «brexit» duro, según avisó ya en julio el Banco Central Europeo.

Los principales perjudicados están siendo el sector exterior y manufacturero y, por ende, las potencias que más dependen de ellos, como Alemania.

El PIB la «locomotora» europea se contrajo un 0,1 % en el segundo trimestre arrastrada por el derrumbe de las exportaciones y la producción industrial, sus dos grandes pilares.

Sobre el resultado europeo también pesa el estancamiento de la economía italiana, que registró un crecimiento cero en el segundo trimestre. En el primero Roma había escapado de la recesión técnica (creció un 0,1 %), tras haber registrado descensos en los dos últimos trimestres de 2018.

Las perspectivas no son halagüeñas para el país transalpino, sumido en una crisis política que casi seguro acarreará problemas para aprobar el presupuesto de 2020.

Aunque salvo Alemania e Italia las economías del resto de la eurozona han crecido, la gran mayoría no ha logrado mantener el ritmo de trimestres anteriores.

España siguió creciendo por encima de la media europea, un 0,5 %, pero dos décimas por debajo del 0,7 % que registró entre enero y marzo.

Francia, segunda economía del euro, el PIB aumentó un 0,2 %, una décima menos que el trimestre previo, mientras que Holanda se mantuvo estable con un incremento del 0,5 %.

Los principales aumentos se dieron en Finlandia y Lituania (0,9 %) y en Letonia (0,8 %).

Si se amplía el foco al conjunto de la Unión Europea, también vieron contraerse su PIB el Reino Unido (-0,2 %) y Suecia (-0,1 %).

Tras una débil segunda parte de 2018, la economía de la eurozona había dado una sorpresa al inicio de año con un crecimiento del 0,4 %, pero los datos publicados por Eurostat vienen a confirmar que la ralentización se ha instalado en el segundo trimestre y que se aleja la posibilidad de un repunte en el segundo semestre.

El Banco Central Europeo ya advirtió en julio de que, aunque no vaticina una recesión, está preparado para tomar nuevas medidas de estímulo, posiblemente en septiembre, para insuflar aire a la economía si es necesario, entre las que contempla una rebaja de tipos de interés o nuevas compras de bonos.

Los riesgos para la economía de la eurozona, como desde hace meses, son a la baja, y el mero hecho de que persistan las tensiones comerciales y la incertidumbre global, en particular el «brexit», supone ya una materialización de los mismos, advirtieron.

En este contexto, los últimos indicadores económicos podrían engrosar la lista de argumentos del BCE: la producción industrial cayó un importante 1,6 % en junio en la eurozona y el Indicador de Sentimiento Económico que mide la confianza bajó por segunda vez consecutiva en julio (seis décimas).

La inflación, clave para que Fráncfort actúe, bajó dos décimas en julio, a un 1,1 % muy lejano de la meta inferior pero próxima al 2 % que debe cumplir el BCE.

«La pregunta para el Banco Central Europeo no es si tiene que estimular más la economía, sino cuánto lo hará en septiembre», apunta el analista de ING Bert Colijn.

La nota positiva la pone el empleo, que siguió creciendo en el segundo trimestre tanto en la eurozona como en la UE aunque a menor ritmo. La ocupación aumentó un 0,2 % en ambas zonas, la mitad que en el trimestre precedente, según informó hoy Eurostat.