Tijuana (México) – Una escultura de bronce que representa a cuatro migrantes en una balsa reivindica los derechos de esta población en Tijuana, en la frontera de México con Estados Unidos.
La pieza, creada por el reconocido artista mexicano Javier Marín, está dedicada a todos los migrantes que buscan una vida mejor y a quienes han perdido la vida en ese camino y puede apreciarse en las inmediaciones del puerto fronterizo de El Chaparral.
La obra, llamada “El ruido generado por el choque de los cuerpos”, estará durante todo un año en la explanada de la garita, un lugar simbólico por ser el sitio en donde en dos ocasiones se montaron campamentos de migrantes de diversas nacionalidades que esperaban poder cruzar a Estados Unidos.
La escultura muestra a cuatro figuras humanas -dos masculinas, una femenina y una infantil- que navegan de pie sobre una balsa hacia puerto desconocido.
Sus cuerpos están erguidos, casi totalmente envueltos en tela drapeada, en donde solo se adivina el rostro de seres humanos con historia, sueños cumplidos y frustrados.
Sandra Benito Vélez, presidenta de la Fundación Javier Marín, compartió en declaraciones a medios que el artista originario de Michoacán, que no estuvo presente en la ceremonia, tuvo la iniciativa de hacer esta pieza para recordar que hay personas que están en constante flujo buscando mejores vidas y que muchas pierden la vida en esos caminos.
“Jorge pensó en todas estas personas anónimas para muchos fines, por eso envuelve sus figuras, y también pensó en todas las personas que mueren en el intento, son cuerpos embalsamados que para algunas personas pueden simbolizar la muerte y para otras el anonimato, entonces él quiere jugar con este doble mensaje”, dijo.
La presidenta de la fundación agregó que el artista mexicano es embajador de buena voluntad del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) y “se buscó sacarle provecho, en el mejor de los sentidos, al impacto que tiene el arte público en los temas sociales”.
Destacó que por ello se generó esta obra, que estuvo anteriormente en Tapachula, en la frontera sur de México, de modo que es un acto simbólico que ahora esté en la frontera norte, donde se mantendrá durante un año a la vista de los transeúntes.
TIJUANA COMO REFERENTE FRONTERIZO
Benito Vélez recalcó que para Marín era muy importante que la obra estuviera en Tijuana por ser “una frontera tan significativa y con tanto tránsito, sobre todo por la afluencia que ha tenido con las caravanas migrantes y por ser uno de los puntos principales para este fenómeno”.
“Es importantísimo estar en el lugar donde se presentan los hechos, no dentro de un museo, sino donde (está) la gente que está viviendo este tipo de fenómenos”, señaló.
La Fundación Jorge Marín, en colaboración con la Secretaría de Cultura del estado de Baja California, realizarán talleres en albergues de migrantes durante el año que permanecerá la escultura.