Suspenden internet y telefonía en partes de Delhi mientras escalan las protestas. EFE/EPA/FAROOQ KHAN

Nueva Delhi – La India vivió este jueves una nueva jornada de protestas multitudinarias en las principales ciudades, a pesar de las restricciones impuestas por las autoridades, contra una polémica enmienda legal que busca dar la ciudadanía a inmigrantes de países vecinos pero excluye a los musulmanes.

La tensión ha ido en aumento en la nación asiática desde que la semana pasada el Parlamento aprobó la enmienda a la Ley de Ciudadanía para regularizar a los inmigrantes de Afganistán, Pakistán y Bangladesh pertenecientes a las religiones hindú, sij, budista, jain, parsi y cristiana.

Los críticos ven en el texto un ataque a la fundación laica de la nación, mientras que en el noreste, donde hay un fuerte sentimiento antiinmigrante sin tener en cuenta la religión, se han producido igualmente fuertes protestas que han dejado al menos 4 muertos.

UNA CAPITAL BLOQUEADA

Con un nutrido dispositivo policial y cientos de barreras metálicas, las autoridades indias trataron de poner freno a las dos manifestaciones convocadas en Nueva Delhi contra el texto.

En el histórico Fuerte Rojo, situado a escasos metros de la monumental mezquita Jama Masjid y en pleno corazón musulmán de la ciudad, numerosos manifestantes que habían acudido a la llamada a protestar fueron detenidos y evacuados en autobuses comerciales.

«La Policía y los militares no nos están dejando venir, he visto cómo arrestaban y se llevaban a gente en autobuses», dijo a Efe Mohammad Waliullah, un joven estudiante musulmán procedente del estado sureño de Tamil Nadu.

Como miles de manifestantes en todo el país, Waliullah salió hoy a las calles para protestar contra una enmienda legal avanzada por el Gobierno nacionalista hindú del primer ministro, Narendra Modi, que juzga discriminatoria y contraria a la Constitución.

«Si están otorgando la ciudadanía, ¿por qué no a los musulmanes? ¿De qué somos culpables, cuáles son nuestros errores?», lamentó el estudiante.

La fuente de las protestas bebe de una mezcla de indignación y miedo. Una actuación policial el pasado domingo en la Universidad Jamia Millia Islamia de Delhi, en la que las fuerzas de seguridad irrumpieron en el campus sin permiso y desalojaron incluso la biblioteca, dio ímpetu a la contestación.

El texto y la intención del ministro del Interior, Amit Shah, de realizar un registro de ciudadanía en todo el país similar al de Assam (noreste), que amenaza con excluir de la ciudadanía a casi dos millones de personas, preocupan especialmente a la minoría musulmana -el 14 % del país.

«Aquí está todo el mundo, no solo los musulmanes, hay gente de otras religiones que también están protestando con nosotros», zanja Waliullah.

Las autoridades ordenaron bloquear los servicios de telefonía e internet en partes de Nueva Delhi donde estaban previstas dos manifestaciones diferentes.

«Estamos cumpliendo con las instrucciones recibidas por las autoridades del gobierno de suspender los servicios de voz, SMS (mensajería) y datos en ciertas áreas de Delhi. Una vez que se levanten las órdenes de suspensión, nuestros servicios estarán completamente en funcionamiento», informó a los usuarios la oficina de atención al cliente de Airtel.

MANIFESTACIONES EN TODO EL PAÍS

Desde Bombay (oeste) hasta Calcuta (este) pasando por Bangalore (sur), las protestas se multiplicaron en algunas de las ciudades más importantes del país.

Las autoridades impusieron restricciones al derecho de reunión bajo el artículo 144 del Código Penal en el estado norteño de Uttar Pradesh -y en numerosas otras localidades del país-, pero eso no impidió que se celebrasen protestas en su capital, Lucknow.

La televisión delhí NDTV mostró imágenes de enfrentamientos en esa ciudad norteña, donde manifestantes y policías intercambiaron pedradas y las fuerzas de seguridad tuvieron que recurrir al uso de gases lacrimógenos.

En la sureña Thiruvananthapuram se produjeron igualmente choques y las autoridades tuvieron que recurrir al uso de cañones de agua, mientras que urbes como Calcuta y Bombay registraron importantes movilizaciones.

DETENCIONES

Es difícil contabilizar el número de detenidos en la nación de 1.300 millones de personas pero la jornada dejó imágenes de decenas de manifestantes siendo arrastrados por la Policía, así como la detención de varios activistas e intelectuales destacados.

El destacado historiador indio Ramachandra Guha fue detenido en Bangalore mientras daba una entrevista a los medios de comunicación justo antes de ser abordado por tres policías equipados con cascos y material antidisturbios.

En Delhi, el conocido abogado y activista indio Prashant Bhushan fue igualmente arrestado junto al activista Harsh Mander.

«Nos han traído a la estación de Policía de Model Town. Frente a unas leyes injustas y un gobierno inhumano, la no cooperación, satyagraha (la no violencia de Mahatma Gandhi) y la protesta pacífica son nuestro deber», denunció Bhushan en la red social Twitter.

PROTEGER A LAS MINORÍAS

Entre la tormenta política y social desatada por la aprobación de la enmienda, cuya legalidad ha sido cuestionada ante el Tribunal Supremo, el Gobierno de Modi ha tratado de incidir en la necesidad de dar refugio a las inmigrantes «debido a la persecución que sufren debido a su religión», dijo hoy en un comunicado.

El Ejecutivo ha llamado a la calma explicando que la enmienda legal no se aplica a los ciudadanos indios y que la minoría musulmana no tiene nada que temer.

Sin embargo, el Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha calificado la ley de «fundamentalmente discriminatoria».