Washington – La jueza Ketanji Brown Jackson, elegida por Joe Biden para ser la primera mujer afroamericana en llegar al Tribunal Supremo de Estados Unidos, aguantó este lunes impávida los ataques de los republicanos durante una audiencia en el Senado destinada a examinar su nombramiento.
Jackson tuvo cuidado de no revelar ninguna emoción cuando, con las cámaras de televisión fijas en ella, algunos republicanos del Comité Judicial del Senado cuestionaron su carrera y llegaron incluso a retratarla como una magistrada «suave con el crimen» por su experiencia como abogada de oficio.
Obviando los ataques, en su primera declaración ante el Comité Jackson argumentó que si es confirmada por la Cámara Alta para uno de los nueve puestos vitalicios del Tribunal Supremo actuará de manera «independiente» sin «favoritismos» ni «temor», siguiendo lo establecido en la Constitución.
«He sido jueza durante casi una década y me tomo muy en serio esa responsabilidad y mi deber de ser independiente. Decido los casos desde una postura neutral. Evalúo los hechos e interpreto y aplico la ley a esos hechos que se presentan ante mí, sin temor y sin favoritismos, de manera coherente con mi juramento judicial», afirmó.
Jackson hizo referencia a lo histórico de su nombramiento, ya que podría ser la primera afriamericana en llegar al Supremo en sus 232 años de historia, y rindió homenaje a Constance Baker Motley, quien en 1966 se convirtió en la primera jueza federal afroamericana.
«Gracias -dijo dirigiéndose a los senadores- por esta oportunidad histórica para unirme a la Corte con compañeros brillantes, para inspirar a futuras generaciones y para asegurarnos de que hay libertad y justicia para todos».
La magistrada hizo esas declaraciones al final de una audiencia que duró casi cinco horas. La primera parte consistió en discursos de diez minutos que fueron pronunciandos uno tras otro los 22 miembros del Comité Judicial, 11 demócratas y 11 republicanos.
«NO ES FÁCIL SER LA PRIMERA»
Durante todo ese tiempo, Jackson se mantuvo serena sin hacer ningún gesto que dejara entrever su opinión sobre las palabras de los senadores. Solo sonrió cuando alguno de los miembros del Comité mencionaba a sus dos hijas o a sus padres, ambos maestros de escuelas públicas y que se sentaron en primera fila.
«No es fácil ser la primera. A menudo una tiene que ser la mejor y, de alguna forma, la más valiente», reconoció al comienzo de la audiencia el senador demócrata Dick Durbin, quien elogió la carrera de Jackson al igual que el resto de miembros de su bancada.
Por su parte, los republicanos intentaron vincular a Jackson con grupos de izquierda como «Demand Justice», que aboga por el nombramiento de jueces progresistas, y dejaron claro que su estrategia es retratar a Jackson como una jueza «suave con el crimen».
Uno de esos republicanos fue Ted Cruz, quien acusó a los demócratas de intentar «abolir la policía» mediante el nombramiento de magistrados que están del lado de criminales violentos o que están en favor de liberarlos, en vez de «hacer cumplir la ley» para proteger a «ciudadanos inocentes».
Como abogada de oficio para personas con pocos recursos, Jackson defendió a cuatro presos acusados de terrorismo en la base naval estadounidense de Guantánamo (Cuba).
La jurista, que actualmente ejerce como jueza de la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia, también trabajó en la Comisión de Sentencias de EE.UU., donde contribuyó a reducir las penas de cárcel por delitos federales de drogas, que afectan desproporcionadamente a los afroamericanos y latinos.
Por su parte, el senador ultraconservador Josh Hawley acusó a Jackson de haber dictado sentencias poco duras contra los acusados de pornografía infantil, algo que la Casa Blanca ha tildado de «información errónea tóxica» y de lo que se han distanciado hasta miembros del propio Partido Republicano.
Jackson sí que ha dictado sentencias por pornografía infantil por debajo del mínimo establecido en las directivas federales, pero en la mayoría de esos casos los mismos fiscales habían pedido condenas menos duras.
Hawley y Cruz son dos de los republicanos del Comité Judicial, junto a Tom Cotton, que sopesan presentarse a las elecciones presidenciales de 2024, por lo que podrían aprovechar las audiencias de esta semana para sacar rédito político.
APROBACIÓN FINAL EN ABRIL
Los demócratas quieren que la nominación de Jackson sea aprobada en el pleno del Senado antes del 8 de abril.
El camino debería ser relativamente fácil porque solo se necesita una mayoría simple de 51 votos y los demócratas cuentan con 50 escaños, además del voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris, quien ejerce como presidenta de la Cámara Alta.
La llegada de Jackson al Supremo no cambiaría la composición ideológica del máximo tribunal estadounidense, que con seis jueces de tendencia conservadora y tres progresistas está más inclinado a la derecha que en ningún momento desde la década de 1930.
Sin embargo, sí ampliará la diversidad de una corte en la que ahora mismo hay cinco hombres blancos, uno afroamericano y tres mujeres, una de ellas la latina Sonia Sotomayor.
De ser confirmada, Jackson reemplazará a uno de esos hombres blancos, Stephen Breyer, que es uno de los tres únicos miembros de la bancada progresista de la corte y que anunció en enero que planea retirarse a los 83 años.