San Salvador.– Un estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) revela que la migración irregular tiene un «efecto negativo» en el proceso de educación de los niños y adolescentes en El Salvador, y entre las causas señala la falta de supervisión y de incentivos.

El Salvador es uno de los principales países de Centroamérica que año tras año suma miles de migrantes irregulares al flujo de personas que buscan llegar a Estados Unidos para tratar de mejorar las condiciones de vida de sus familias.

El documento, titulado «El Salvador: Migración, remesas y educación» y que fue proporcionado a Efe, concluye que «la migración de un miembro del hogar disminuye la probabilidad de que las niñas y los niños asistan a un centro escolar».

Señala que «este efecto negativo es especialmente notable entre las niñas y los niños de 13 a 17 años, y los niños entre 4 y 17 años».

«El efecto negativo de la migración parece estar determinado por la ausencia de un miembro del hogar y no por la recepción de remesas», agrega el estudio de la OIM.

Entre las razones que motivan la migración irregular en el país centroamericano se encuentran la búsqueda de mejores condiciones de vida, la reunificación familiar y huir de la violencia generada principalmente por las pandillas, de acuerdo con información oficial.

MENORES INCENTIVOS PARA ASISTIR A LA ESCUELA

En el estudio se explica que «los datos sugieren que la migración irregular provee de menores incentivos para asistir a un centro educativo y alcanzar mayores niveles de escolaridad en el país de origen».

«Además de una mayor disposición a migrar, los hogares con migrantes perciben menores incentivos para invertir en educación si sus logros educativos no son reconocidos y las ocupaciones a su alcance en el extranjero no requieren mayor educación formal», apunta.

A estas conclusiones, la OIM suma de manera preliminar que los datos apuntan a que «casi la mitad de los migrantes salvadoreños de primera generación en Estados Unidos no han terminado la educación secundaria, y la gran mayoría de los migrantes salvadoreños se emplean en ocupaciones que no son consideradas como ‘profesionales'».

Sin embargo, subraya que uno de los principales retos es lograr que los menores de edad mantengan su interés por la educación.

«Más que la necesidad de involucrarse en actividades laborales, la evidencia apunta a la falta de interés de los menores de edad en hogares migrantes como uno de los principales motivos para no asistir a la escuela», añade.

La OIM estima que, si bien la migración de un familiar puede generar remesas que «pueden ayudar a sufragar los gastos asociados a la educación, facilitando así la asistencia escolar», su ausencia «puede implicar una reducción en la supervisión y apoyo que estos (niños) reciben en su proceso de formación».

ADECUAR PLANES A DEMANDAS LABORALES

El organismo recomienda «revisar constantemente la relevancia de los contenidos en el currículo escolar tanto para el mercado laboral como para los propios estudiantes, y ofrecer actividades no académicas que promuevan la interacción del estudiante con el entorno educativo».

También exhorta a mantener «sistemas de alerta temprana para la detección del riesgo de deserción escolar» actualizados y debe «incluir aquellas variables que mejor pronostiquen el riesgo de abandono escolar».

«En particular, se ha observado que la migración de los estudiantes es, de acuerdo con las propias estadísticas del Ministerio de Educación, la segunda razón para la deserción escolar», indica el documento.

Añade: «El presente reporte ha mostrado que la migración de un miembro del hogar es una causa para la inasistencia escolar. Por tanto, parece pertinente explorar la inclusión de la migración de un miembro del hogar como una variable indicativa de riesgo de abandono en el sistema de alerta».

Según la OIM, la migración y las remesas son «una parte fundamental para la vida de miles de familias en El Salvador», dado que «más de la mitad de los hogares salvadoreños tienen algún pariente en un país extranjero y uno de cada cinco hogares en el país reciben remesas desde el exterior».

El Salvador recibió en 2021 un total de 7.521 millones de dólares en remesas, cifra similar al presupuesto estatal aprobado en 2022 y que son un pilar de la economía salvadoreña.

Se estima que en Estados Unidos viven más de dos millones de salvadoreños y, según los datos del Gobierno de ese país, hasta abril de 2022 se han detenido a más de 29.600 salvadoreños intentando ingresar irregularmente.