Yakarta – La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) pidió a Indonesia «rescatar» un barco que se encuentra frente a la costa noroccidental del país y en el que viajan unos 100 rohinyás, una etnia de mayoría musulmana perseguida en Birmania.
«ACNUR hace un llamamiento urgente a las autoridades para que garanticen el rescate en el mar y el desembarco seguro de este grupo desesperado», apunta un comunicado publicado la noche del lunes en el que la agencia se compromete a «apoyar y brindar la asistencia que tanto necesitan estas personas vulnerables».
El organismo de la ONU señala que se encuentra en conversaciones con las autoridades locales y que el lunes cinco rohinyás fueron evacuados del barco para recibir tratamiento médico en un hospital de la provincia de Aceh, en el norte de la isla de Sumatra.
Las autoridades locales estiman que en la embarcación viajan unas 100 personas mientras que una ONG con sede en Aceh informó el sábado de la muerte de al menos uno de los rohinyás.
«Nuestra prioridad sigue siendo la seguridad y la salud de las personas a bordo, la mayoría de las cuales son mujeres y niños pequeños vulnerables», subraya Acnur.
Desde hace años, los rohinyá huyen de Birmania, un país de mayoría budista en el que sufren discriminaciones y abusos, y de Bangladés, donde más de un millón de esta minoría étnica viven hacinados en campos de refugiados.
Los rohinyás suelen embarcarse en peligrosas travesías entre noviembre y marzo, cuando las condiciones del mar son mejores en el golfo de Bengala y el mar de Andaman.
Acnur registró el pasado año la llegada de más de 2.300 refugiados rohinyá a las costas de Indonesia, un número mucho mayor que el de los últimos años.
Estas llegadas, que al principio eran bien acogidas, han creado tensiones en Indonesia, un país no signatario de la convención de refugiados de la ONU.
En diciembre de 2023, cientos de manifestantes violentos forzaron la reubicación de un grupo de rohinyás que había llegado en barca unas semanas antes hasta el norte de Sumatra.
El brutal operativo que el Ejército birmano lanzó en agosto de 2017 contra la población rohinyá en el norte del estado de Rakáin (Arakan) motivó el éxodo de más de 720.000 refugiados a la vecina Bangladés y le rindió a Birmania una acusación de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya.