Washington – El ala más progresista del Partido Demócrata estadounidense se ha alzado en contra del nuevo decreto migratorio firmado por el presidente, Joe Biden, y promete luchar desde el Congreso hasta que dé marcha atrás o apueste por otra que proteja a los inmigrantes y no limite el derecho de asilo.

El reclamo entre ese sector es unánime: esa orden no solo no va a mejorar la situación en la frontera porque no va a reducir la migración, en su opinión, sino que desmantela protecciones ya en vigor y no aborda el problema de raíz.

Biden “tiene que ser el líder que nos ha prometido ser. Puede ser el presidente que une y mantiene a las familias juntas o no”, señala a EFE la legisladora Delia Ramírez, hija de inmigrantes guatemaltecos y criada en Chicago.

Ramírez llegó al Congreso estadounidense tras las elecciones de medio mandato de noviembre de 2022, como también Greg Casar, en su caso representante del estado fronterizo de Texas y de raíces mexicanas.

Formaron parte de la renovación en la bancada demócrata y creen que esta última iniciativa migratoria de Biden, la más restrictiva hasta la fecha, va en contra de los principios de su formación política.

“Estamos deshaciendo mucho del derecho al asilo que ha existido en este país por más de 60 años. Y no va a servir, no va a ayudar con la situación en la frontera. Si queremos reducir la migración debemos cambiar nuestra política, en particular sobre Latinoamérica”, apunta a EFE Casar.

La orden, que entró en vigor este martes de inmediato, permite a las autoridades deportar a quienes no cumplan unos estrictos estándares de asilo cuando se supere la cifra de 2.500 detenciones diarias en la frontera durante un promedio de siete días, algo que en base a las últimas cifras está por debajo del flujo actual de cruces diarios.

La respuesta de algunos legisladores en su contra también ha sido inmediata. El representante de Texas, unido a la también progresista Pramila Jayapal, de origen indio, prepara un nuevo proyecto de ley que en lugar de penalizar a quienes llegan a la frontera busca reducir la necesidad de emigrar por la fuerza.

Tiene por delante todo el trámite parlamentario en una cámara donde los republicanos ostentan la mayoría, pero confía en sacar adelante una normativa que quiere revisar la política de sanciones, impulsar la cooperación regional y las causas de la violencia que expulsan a muchos ciudadanos de sus países.

Paralelismo con los republicanos

Los demócratas, señala Casar, no deben dejarse llevar por la retórica republicana.

“Debemos tener una visión pro inmigrante, pro trabajadora y pro los valores de Estados Unidos. Donald Trump es de los presidentes más antiinmigrantes de toda la historia del país. En vez de intentar poner una política estilo Trump, debemos de crear una nueva donde protejamos a las familias y migrantes que ya están aquí y creemos una mejor situación legal para la gente que quiera aplicar para venir”, sostiene.

El congresista Jesús G. “Chuy” García, representante del cuarto distrito de Illinois, mayoritariamente hispano, coincide: “Desde una perspectiva política, los demócratas no pueden ni deben intentar superar a Trump porque hacerlo no mejorará los resultados en la frontera”, afirma a EFE.

La historia estadounidense ha demostrado, a su juicio, que este tipo de políticas resultan tanto ineficaces como contraproducentes. “Nos pondrá en una situación peor en futuras negociaciones para cuando se presenten las condiciones para una reforma migratoria”, dice García, natal de Durango (México).

El Caucus Hispano, del que forma parte, insta a Biden a adoptar medidas que sí gozan de gran popularidad entre el electorado, como la regularización de cónyuges de ciudadanos estadounidenses, de trabajadores agrícolas o de los llamados “soñadores”, aquellos que llegaron al país de niños y todavía no han conseguido regularizar su situación.

“Esas políticas podrían ayudar a mucha gente y, además, es buena política electoral”, subraya justo cuando faltan cinco meses de las elecciones presidenciales, en las que de momento, según la media de las últimas encuestas, Trump aventaja a Biden con el 40,9 % de las intenciones de voto, 1,3 puntos más que el actual mandatario.