EFE/EPA/NIC BOTHMA

Johannesburgo – Un centenar de personas fueron hoy detenidas en Ciudad del Cabo (suroeste de Sudáfrica) en una operación para dispersar una manifestación de refugiados cerca de la sede de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

En un comunicado, la Policía de la provincia del Cabo Oriental, donde se encuentra esa ciudad, informó de que un centenar de personas fueron arrestadas porque no atendieron «la llamada para dispersarse».

Las fuerzas del orden cumplían con una orden judicial para desalojar de la zona a unos 300 refugiados y solicitantes de asilo que secundaban desde hacía semanas una protesta pacífica para exigir su evacuación de Sudáfrica, donde no se sienten seguros tras la ola de violencia xenófoba de septiembre pasado.

Sin embargo, según la Policía, los intentos para resolver la situación «de manera amigable» no dieron un «resultado positivo», lo que provocó enfrentamientos en la zona de la calle de Saint George’s Mall, en el centro de Ciudad del Cabo.

Las fuerzas del orden usaron pelotas de goma y cañones de agua para expulsar a los manifestantes, mientras organizaciones defensoras de los derechos humanos, como Amnistía Internacional (AI), pedían contención a la Policía.

«¡Queremos marcharnos, queremos marcharnos!», gritaban frente a los agentes algunos refugiados, que llevaban consigo maletas y otras pertenencias.

Los manifestantes expresaron así su deseo de salir de Sudáfrica tras los disturbios xenófobos desatados durante unos ocho días a comienzos de septiembre, principalmente en zonas de bajos recursos del área metropolitana de Johannesburgo.

Esos altercados dejaron doce víctimas mortales -dos extranjeros y diez sudafricanos- y algo más de 400 detenidos.

El blanco fueron comercios y tiendas de extranjeros, pero también de sudafricanos, lo que provocó que decenas de personas perdieran sus medios de vida.

Estos episodios desataron una oleada de críticas contra Sudáfrica desde todo el continente, especialmente de países como Nigeria.

Las oleadas de violencia con tintes xenófobos, sin embargo, son un fenómeno recurrente en Sudáfrica.

Pese al pobre desempeño de la economía sudafricana en los últimos años y el alto desempleo (29 %), el país acoge muchos inmigrantes de la región, llegados en busca de un futuro mejor en el corazón financiero de la nación más desarrollada de África.

Los graves problemas sociales, sin embargo, provocan tensiones subyacentes que estallan periódicamente y ponen en el blanco a las comunidades de inmigrantes.

Estas son a menudo responsabilizadas por la alta criminalidad y los problemas sociales y, además, el caos resultante es aprovechado por bandas del crimen organizado para actuar con impunidad.