Autor del artículo: Especial para Proceso Digital / Alberto García Marrder
Miami, (EEUU)– La caravana de más de 7,000 migrantes centroamericanos que pretenden llegar a Estados Unidos, caminando más de 2,000 kilómetros, ha conseguido ya la repercusión mediática a nivel mundial.
Cadenas de televisión de Europa, Japón y Estados Unidos, entre otros países, siguen a la caravana, actualmente en México, con sus camiones para transmitir por satélite en directo.
El mexicano Jorge Ramos, el presentador estrella de la mayor cadena hispana de Estado Unidos, Univisión, abre sus noticieros siguiendo la ruta de la caravana, dado el interés nacional que existe.
Diarios, como “El País” de España, tiene a un periodista (Elias Camhaji) y a un fotógrafo (Héctor Guerrero) siguiendo a los migrantes desde Guatemala, cuando aún los medios no habían detectado el filón periodístico de esta caravana.
Como me decía en Miami un colega periodista, “este es el sueño de cualquier experto en relaciones públicas y de marketing, crear un interés mediático a nivel mundial”.
Esto sucede cuando el presidente norteamericano, Donald Trump, ha ordenado el envío de 800 tropas adicionales a la frontera con México, que se unirán a las 2,000 que ya hay, para impedir la entrada al país de la caravana.
Se estima que la caravana, actualmente en el estado de Chiapas en el sureste del país y en su mayoría formada por hondureños, intentará llegar a la frontera con McAllen, en Texas.
Entonces y si esto sucede, cosa que no se puede asegurar porque muchos migrantes se podrían quedar en México, el espectáculo mediático ante la frontera sería imaginable, con mujeres y niños en la primera fila de la caravana.
Esa táctica de “mujeres y niños adelante”, ya ha sido usada por los pocos líderes de la caravana a su paso por Guatemala.
Las imágenes de las cadenas de televisión transmitiendo en directo cuando mujeres y niños aporren las murallas de la frontera ante la presencia de soldados armados y agentes del “Border Patrol·”, puede que le quite el sueño a los funcionarios de la Casa Blanca.
Pero a Trump, seguro que no.
Esas escenas, podría pensar el presidente, reafirman sus advertencias que los “inmigrantes ilegales” son una “amenaza nacional” y que es necesario construir un muro en la frontera con México, una promesa hecha en la campaña electoral de 2016.
Y de paso, podría acrecentar el miedo que tiene ya su fiel electorado de clase trabajadora blanca de la inmigración. Y para que voten, de forma masiva, en las elecciones parciales del Congreso del 6 de noviembre a favor de los republicanos, para que no pierdan su actual mayoría en la Cámara de Representantes y el Senado.