El Paso (EE.UU.) – Daniel Mora, sacerdote de la Iglesia de Sagrado Corazón de Jesús de la ciudad estadounidense de El Paso, en cuyos alrededores acampa un millar de migrantes que temen ser deportados a México, denuncia a EFE que “la situación es de crisis humanitaria”.
“Hay más de mil personas fuera de la parroquia y todos los albergues están llenos a reventar. Es una situación de crisis humanitaria, no solo migratoria”, asegura este párroco jesuita después de la misa de las ocho de la mañana.
Ante el inminente levantamiento del Título 42 en Estados Unidos, el próximo jueves, que ha permitido hasta ahora la expulsión inmediata de los migrantes por motivos sanitarios, miles de personas han comenzado ya a cruzar la frontera y otras esperan hacerlo en los próximos días.
Vestido con su alba de celebrar el oficio eclesiástico, Mora subraya que los “migrantes se están quedando en la calle durmiendo a la intemperie, con una sola comida al día muchas veces y con todos los problemas de salud que les afectan”.
“La gran crisis humanitaria es que la migración se estancó aquí en El Paso, por el miedo que tiene la gente a seguir, y entonces se ha generado esa gran crisis”, dice antes de explicar que incluso las personas que ya tienen los permisos “sienten miedo de que les van a deportar”.
Las autoridades han colocado baños públicos, y con mantas y lonas de plástico se protegen de noche del frío y de día del sol.
En el resto de la ciudad la situación es de total normalidad, pero en los alrededores de la parroquia la presencia de migrantes venezolanos, cubanos, mexicanos, hondureños y de numerosos otros países es cada vez más evidente, hasta llegar al templo, alrededor del cual, una calle ha sido cortada al tráfico de vehículos debido a la presencia de migrantes.
Están ahí porque se sienten seguros, porque, hasta el momento, la Patrullas Fronteriza no ha intentado detenerlos. Según funcionarios de la Alcaldía, en torno al 60 % de las personas que se encuentran allí están indocumentadas y no han comenzado ni siquiera el proceso para solicitar refugio.
“Vienen aquí porque es una parroquia y tanto las parroquias, los hospitales y las escuelas se consideran santuarios, pues se quedan aquí por miedo a que la Patrulla Fronteriza los vaya a devolver para México”, detalla este párroco colombiano que lleva año y medio destinado en El Paso.
La iglesia cuenta también con un pequeño albergue que abre las 24 horas y que acoge a 140 personas, en su mayoría mujeres y niños.
Al resto de personas acampadas en los costados del templo se les ofrece “algunas mantas con la Cruz Roja de Estados Unidos, y agua y comida cuando podemos, pero no siempre”, apunta el religioso.
Tras concluir la misa, Mora ofrece consejos y bendiciones a muchos migrantes que acuden a hablar con él.
“Lo primero que les decimos es que no se dejen engañar por personas que se quieren aprovechar vendiéndoles permisos falsos o diciéndoles que nosotros como parroquia les podemos dar algún permiso”, señala el párroco, quien comenta que ha escuchado que han vendido permisos falsos por 80 dólares y más.
Insiste en que es muy importante “ubicarlos bien, que sepan cuál es su situación y decirles la verdad: que es difícil para ellos seguir el camino (hacia otras zonas del país), pero que hay unas aplicaciones que pueden hacer desde sus celulares ellos mismos para solicitar asilo”.
Asegura que, a diferencia de otras épocas en que se produjeron cruces masivos en la frontera, nunca se había quedado tanta gente varada en El Paso.
“Lo más triste de todo esto es que El Paso siempre ha sido un lugar donde la gente viene tratando de cruzar hacia Estados Unidos desde Latinoamérica o desde muchas otras partes del mundo, pero nunca se había detenido en un lugar”, reflexiona.
Ante la oleada de migrantes que previsiblemente entrará en Estados Unidos en los próximos días, Mora asegura que ha habido reuniones con la diócesis y que ya hay otras parroquias listas “para abrir sus puertas para la afluencia de inmigrantes, no solo indocumentados, sino también los que han comenzado su proceso de solicitud de asilo. Y la ciudad también se está preparando”.