La Paz – Unos 700 pueblos indígenas en América Latina están en condiciones de grave riesgo frente a la pandemia del COVID-19, que se suma a otras adversidades que ya aquejan a estas comunidades, incluidas epidemias previas como el dengue o la malaria, o los limitados servicios de salud.
Esta es una de las advertencias lanzadas en el primer informe sobre la situación de estas comunidades frente al coronavirus presentado este miércoles por una plataforma regional encabezada por el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (Filac) y otras dos organizaciones.
ALGUNOS DATOS
La llegada de la pandemia del COVID-19 a las comunidades indígenas de América Latina, sobre todo a las que viven en aislamiento voluntario o que tienen poblaciones reducidas, puede acarrear consecuencias «irreparables» y es una amenaza a su existencia como colectivos, señala el informe.
«Las comunidades indígenas están en alto riesgo ante el COVID-19 por las condiciones inmunológicas, la previa existencia de otras epidemias como el dengue y las limitaciones históricas y estructurales de los servicios de salud», sostuvo el secretario técnico del Filac, el guatemalteco Álvaro Pop, en una videoconferencia.
En al menos diez países del continente se han registrado casos de personas «que habitan comunidades indígenas contagiadas del virus», así como una gran cantidad de comunidades en alto riesgo, indicó Pop, cuya oficina tiene sede en La Paz.
Según Pop, están en condiciones de «grave riesgo» 200 pueblos indígenas en aislamiento voluntario, más de 400 con menos de 3.000 personas y 100 pueblos transfronterizos.
En América Latina existen más de 800 pueblos indígenas, más de 45 millones de personas que representan alrededor del 10 por ciento de la población del continente, aunque en algunos países el porcentaje sobre el total de habitantes es «mucho mayor», indica el documento.
MEDIDAS Y RECOMENDACIONES
Al menos en once países las autoridades estatales han puesto en marcha alguna medida, pero «salvo pocos casos, no se han dado a conocer estrategias integrales relacionadas con los pueblos indígenas», advirtió.
Pese a esto, el informe incluye medio centenar de ejemplos de acciones concretas tomadas por las mismas comunidades indígenas u otras organizaciones que les apoyan para informarse y protegerse frente al COVID-19.
Estas acciones incluyen campañas informativas en idiomas nativos, medidas preventivas como el cierre de las comunidades, el control del ingreso de personas ajenas, el aislamiento voluntario o incluso la decisión de alejarse de los centros urbanos e internarse en la selva en algunos casos.
La plataforma recomendó a los Estados atender la inseguridad alimentaria que enfrentan muchas comunidades indígenas, además de respetar y apoyar «cuando corresponda» las acciones emprendidas por estos pueblos para enfrentar la pandemia.
También planteó establecer mecanismos «formales y eficientes» de dialogo entre los pueblos indígenas y las autoridades para poner en marcha acciones coordinadas ante los impactos actuales y futuros de la enfermedad.
NECESIDADES ESPECÍFICAS
La decisión de hacer este informe surgió ante una carencia de datos oficiales sobre los pueblos indígenas frente al COVID-19, explicó Pop.
El reporte se nutrió con datos de más de 30 organizaciones indígenas y la consulta a todos los gobiernos del continente, indicó.
El informe remarcó la necesidad de tener estrategias específicas para estos pueblos por las condiciones estructurales de vulnerabilidad que ya sufren la mayoría de los indígenas, muchos sin acceso a servicios básicos, y porque se trata de sectores con culturas y saberes propios.
Además, para las comunidades con pocos habitantes «evitar el ingreso del virus a su territorio es una cuestión de vida o muerte, no solo de las personas, sino de los pueblos como colectividad», destaca el reporte.