Estrasburgo (Francia).- La Unión Europea (UE) continúa los contactos con países de origen de migrantes para evitar que estas personas caigan en redes de tráfico “esponsorizado por el Estado” bielorruso, después de haber frenado los traslados desde Irak.
“Nuestros contactos con socios está funcionando. Observamos una drástica caída de las llegadas irregulares en Bielorrusia en las últimas semanas”, indicó la comisaria europea de Interior de la UE, Ylva Johansson, durante un debate sobre Bielorrusia en el pleno de la Eurocámara.
Johansson aseguró que el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, ha sido “clave” a la hora de “persuadir” a Irak para que detenga los vuelos de Bagdad a Minsk organizados por las autoridades bielorrusas con el objetivo de llevar a migrantes ante las fronteras exteriores de la Unión para ejercer una presión política.
“Y ahora estamos contactando a otros países de origen en África, cuyos ciudadanos son engañados y convertidos en víctimas por (el presidente bielorruso, Alexandr) Lukashenko”, recalcó Johansson, quien pidió “firmeza” frente al mandatario y «ser claros” con países socios para evitar que los migrantes se pongan en riesgo.
Según dijo, “la instrumentalización de los migrantes es otro ejemplo preocupante de cómo el régimen de Lukashenko ignora las normas internacionales”, al “organizar” rutas de personas y vuelos para “importar” migrantes.
“Este año ya hemos visto más de 6.000 llegadas irregulares a través de la frontera entre la UE y Bielorrusia, en comparación con apenas 150 el año pasado. Gente de Irak pero también del Congo, Camerún o Siria”, alertó la comisaria.
Johansson dejó claro que Bielorrusia “no es una ruta conocida de migración» para estos países ni un país “bajo presión migratoria”: “Normalmente, la gente busca asilo desde Bielorrusia, no en Bielorrusia”, apuntó.
En cambio, lamentó que el régimen de Lukashenko esté “utilizando a seres humanos de una manera sin precedentes para presionar a la UE y ganar mucho dinero también”.
La gente llega en viajes organizados por la empresa turística estatal, se quedan en hoteles aprobados por el Estado y pagan depósitos de muchos miles de dólares que nunca recuperan, comentó, y agregó que estas personas llegan Minsk y, entonces, son transportadas hacia la frontera en autobuses por hombres en uniformes sin identificación.
Johansson recordó que el nuevo plan de acción contra el contrabando de seres humanos que la Comisión Europea presentó la semana pasada “llama a este nuevo y grave fenómeno por su nombre: contrabando de migrantes esponsorizado por el Estado”.
En el debate con los eurodiputados, Esteban González Pons, del PP, afirmó que Lukashenko y el presidente ruso, Vladímir Putin, “son jefes de la mafia que compra y vende personas en el este”, por lo que en su opinión las sanciones contra el líder bielorruso “deben incrementarse y no debemos descansar hasta llevar a Lukashenko ante la Corte Penal Internacional”.
Por su parte, el socialista Juan Fernando López Aguilar consideró “crucial asegurar transparencia y supervisión en todas las operaciones en frontera”, y que la Comisión Europea vele por que los procedimientos de asilo y la Carta de Derechos Fundamentales de la UE “sean respetados también” por Frontex, la agencia comunitaria de fronteras exteriores.
Manu Pineda, de Izquierda Unida, alertó de que la UE pueda convertir a Bielorrusia en “la nueva Turquía, Marruecos o Libia: es decir, un país tapón, una frontera externalizada más”, indicó.