Vista de la Fortaleza de Elvas (Portugal), desde donde se divisa la zona española de Badajoz. EFE/Carlos García/Archivo

Lisboa – Para los trabajadores transfronterizos que cruzan la Raya hispanolusa el mayor obstáculo no es geográfico, sino burocrático. Eliminar las barreras administrativas es el mayor desafío para impulsar la movilidad laboral transfronteriza y aprovechar las oportunidades que ofrecen las regiones de frontera.

Este desafío ha centrado hoy una conferencia sobre movilidad laboral con alcaldes, funcionarios y expertos de ambos países organizada por la eurociudad EUROBEC.

El proyecto EUROBEC, confinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y el Programa Interreg V-A España Portugal (POCTEP), integra a la española Badajoz y las portuguesas Elvas y Campo Maior, tres localidades que están de acuerdo en algo: eliminar las barreras.

«Hay que derribar las dificultades legislativas o reglamentarias que nos impiden la verdadera movilidad», instó el alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso, porque pueden impedir aprovechar todo el potencial económico de la eurociudad.

La pandemia ha sido un recordatorio de que todavía queda trabajo por hacer.

«Los meses en que la frontera estuvo cerrada y las dificultades que provocó a los trabajadores transfronterizos son la prueba de que es necesario crear mecanismos para facilitar la movilidad en contexto laboral», insistió el alcalde de la lusa Campo Maior, João Muacho.

DIFERENCIAS LEGISLATIVAS

Las diferencias a nivel legislativo entre ambos países pueden complicar el mercado laboral transfronterizo.

«En la frontera, los trabajadores se encuentran una serie de obstáculos diariamente, como diferentes reglas de tributación, sistemas de seguridad social, sistemas jurídicos… Era un problema», explicó Maria José Comenda desde el Instituto del Empleo y Formación Profesional luso.

Por ello se ha aumentado la colaboración con su homólogo español, el Servicio Extremeño Público de Empleo, para resolver las cuestiones que se plantean estos trabajadores -dónde pagan sus impuestos y tienen acceso a la sanidad, por ejemplo- y ayudar a superar barreras.

Ha habido avances. Uno de los obstáculos para los portugueses que querían trabajar en Extremadura era obtener el número de identificación fiscal extranjero (NIE) en España, que «no siempre ha sido fácil de conseguir», señaló desde el servicio de empleo extremeño Nacho Sánchez García.

Los residentes en Portugal que trabajaban en España tenían que desplazarse hasta el consulado español en Lisboa y recorrer 400 kilómetros entre ida y vuelta para conseguirlo.

«Eso se convertía en un obstáculo a la libre circulación», aseguró Sánchez García, que señaló que ha costado «mucho esfuerzo» resolverlo.

A veces, las trabas llegan en cuestiones prácticas del día a día, como el coche. En Portugal, los vehículos extranjeros deben registrarse si van a circular a diario por el país y no es un trámite sencillo ni barato.

«Tuve que vender mi coche español que tenía 5 años y perdí dinero para comprar otro de segunda mano en Lisboa para no tener problemas con las autoridades portuguesas», contó Luis Fernando de la Macorra, un español que vive en Elvas desde 2009 y es profesor de la Universidad de Extremadura en Badajoz.

ESTATUTO DEL TRABAJADOR TRANSFRONTERIZO

Los Gobiernos de España y Portugal anunciaron un futuro estatuto del trabajador transfronterizo que esperan terminar este año y, aunque no se conocen muchos detalles, se prevé que permita elaborar un censo de este tipo de empleados.

«A día de hoy no hay un censo oficial y dependiendo de a qué autoridad preguntes vas a tener un dato u otro, en función de los casos en que esa autoridad es competente», señalan desde el servicio de empleo extremeño.

A falta de conocer cómo se implementará, este mecanismo permitirá mejorar la movilidad laboral a ojos de las autoridades regionales.

«Todo lo que sea facilitar a nivel legislativo este mercado laboral transfronterizo va a beneficiar a la población, a las empresas y al trabajador», dijo Sérgio Ventura, concejal de Elvas responsable de la coordinación de la eurociudad.

El trabajo transfronterizo ya es una realidad en la Raya, como demuestran casos como el del grupo portugués Nabeiro, presentado en la conferencia.

Nabeiro, conocido por su café pero con negocio en diferentes sectores, tiene su sede en Campo Maior, donde residen 1.700 de sus casi 4.000 trabajadores, pero también tiene 600 empleados en España. Además, el 2 % de los residentes en Campo Maior son españoles.

«Aprovechamos esta ventaja transfronteriza para captar talento no solo nacional sino de la proximidad que tenemos con España», señaló su directora de Recursos Humanos, Ana Rita Lopes.