Helmut Kohl pasó a la historia como el "canciller de la reunificación". Sin embargo, derribar el muro que dividía las dos Alemanias -políticamente desde 1949 y físicamente desde 1961- no habría sido posible sin el apoyo de figuras como Mijaíl Gorbachov y George Bush, o el consentimiento de Margaret Thatcher y François Mitterrand y la disposición de las autoridades ante la presión popular. En la imagen, (arriba abajo, i a d) Erich Honecker, en su cargo de secretario del Comité Central para cuestiones de Seguridad, contribuyó sustancialmente a organizar la construcción, que comenzó el 13 de agosto de 1961, del que hasta su muerte defendió como necesario " muro antifascista, El día 18 de octubre de 1989, Honecker dimitió, presionado por el politburó, de todos sus cargos, y fue sucedido por el reformista Egon Krenz; el canciller Helmut Kohl; el presidente soviético, Mijail Gorbachov, el presidente de Estados Unidos, George Bush, la primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher y el presidente francés François Mitterrand. . EFE Archivo

Berlín – Helmut Kohl pasó a la historia como el «canciller de la reunificación», pero derribar el muro que dividía las dos Alemanias -políticamente desde 1949 y físicamente desde 1961- no habría sido posible sin la «perestroika» de Mijaíl Gorbachov, el apoyo de George Bush, el consentimiento de François Mitterrand y Margaret Thatcher y la disposición de las autoridades ante la presión popular.

ERICH HONECKER

En su cargo de secretario del Comité Central para cuestiones de Seguridad, Erich Honecker (1912-1994) contribuyó sustancialmente a organizar la construcción, que comenzó el 13 de agosto de 1961, del que hasta su muerte defendió como necesario «muro antifascista».

Como jefe de Estado de la República Democrática Alemana (RDA) entre 1976 y 1989, reforzó el estado represivo y defendió una política de aislamiento hacia la vecina Alemania Occidental. Su primera visita fue en septiembre de 1987, cuando fue recibido por el entonces canciller, Helmut Kohl.

Rechazó las ideas reformistas impulsadas en los 80 por Mijaíl Gorbachov, con el argumento de que la situación económica y social en la RDA no requería de reformas como las propuestas por el último dirigente soviético.

En junio de 1989, en un viaje a Moscú, defendió que el muro continuaría en pie “otros 50 o 100 años”.

A pesar de la huida masiva de alemanes a través de la frontera húngara y las manifestaciones pacíficas de los ciudadanos a favor de reformas, la RDA celebró el 7 de octubre el 40 aniversario de su existencia, y Honecker volvió a hacer oídos sordos a las recomendaciones de Gorbachov.

El día 18 de ese mismo mes, Honecker dimitió, presionado por el politburó, de todos sus cargos, y fue sucedido por el reformista Egon Krenz.

En 1992 fue acusado de instigar al homicidio en relación con las muertes en las fronteras intraalemanas, pero el proceso en su contra fue suspendido por motivos de salud, tras lo cual se exilió en Chile, donde murió en 1994.

EGON KRENZ

Egon Krenz (1937), sucedió en 1989 a Honecker como líder del Partido Unificado (SED) y jefe de Estado de la RDA, aunque solo durante los pocos meses que precedieron a la caída del muro y el consecuente fin de la Alemania comunista.

En octubre de 1989 anunció un cambio de rumbo -fue él quien acuñó el ya histórico término «Wende» (giro)- y concedió a los manifestantes en Alemana perspectivas de cara a posibles reformas.

Para Krenz, la apertura de fronteras no fue consecuencia de la presión social, sino de estos procesos de reformar internas.

Krenz y todo el politburó renunciaron el 3 de diciembre de 1989, y el 6 de ese mismo mes dejó la jefatura del Estado.

Fue condenado a seis años y medio de prisión -de los que sólo cumplió la mitad, entre 2000 y 2003, y el resto en régimen abierto- por homicidio en cuatro casos después de que se abriera una investigación contra el también por los disparos mortales en las fronteras intraalemanas.

LOTHAR DE MAIZIÈRE

El cristianodemócrata Lothar de Maizière (1940) fue el último jefe de gobierno de la RDA en su fase de transición hasta su disolución y el primero y único en ser elegido democráticamente en las elecciones que se celebraron el 18 de marzo de 1990.

Encabezó las últimas negociaciones con la Alemania Occidental y su objetivo era lograr una «unidad con dignidad» para los 16 millones de germanoorientales.

El 1 de julio de 1990 entró en vigor la unión monetaria y económica de las dos Alemanias, y el 23 de agosto la aprobación por la Cámara del Pueblo -el Parlamento de la RDA- de la incorporación de la Alemania Oriental en la República Federal de Alemania (RFA).

El 3 de octubre De Maiziére estampaba por parte de la RDA su firma en el Tratado de Unidad junto a la de Wolfgang Schäuble, entonces ministro del Interior del gobierno de Kohl, que lo hacía por la RFA.

HELMUT KOHL El cristianodemócrata Helmut Kohl (1930-2017) ha pasado a la historia como el «canciller de la reunificación» por su papel decisivo en el diseño de este proceso y por impulsar la integración europea como consecuencia lógica.

Pocos días después de la apertura de las fronteras intraalemanas, en la noche del 9 de noviembre de 1989, Kohl presentó un «plan de diez puntos para superar la división de Alemania y de Europa» que incluía la exigencia de elecciones libres en la RDA y la idea de una Alemania unida integrada en Europa.

Su esfuerzo diplomático se tradujo en la firma del tratado “2+4” entre las cuatro potencias aliadas -Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la URSS- y las dos Alemanias el 12 de septiembre de 1990, último escollo para que la reunificación pudiera convertirse en una realidad.

MIJAÍL GORBACHOV

Mijaíl Gorbachov (1931), último dirigente de la Unión Soviética, Premio Nobel de la Paz en 1990, contribuyó con sus políticas de «glásnost» (transparencia) y «perestroika» (reestructuración) a la reunificación de Alemania y el fin de la Guerra Fría, y a unas reformas que desembocaron en la desintegración de la URSS en 1991.

Durante una visita de Estado a Bonn, la capital de la Alemania Occidental, en junio de 1989, Gorbachov afirmó que el muro podía desaparecer si lo hacían las condiciones que dieron lugar a su construcción.

Sólo unos meses más tarde, el 7 de octubre, durante la celebración del 40 aniversario de la RDA, Gorbachov volvió a subrayar ante la prensa la necesidad de emprender reformas y pronunció la conocida frase «al que llega tarde lo castiga la vida», que pasó a la posteridad.

En un encuentro con Kohl el 10 de febrero de 1990 en Moscú, Gorbachov garantizó al canciller alemán que la URSS no pondría obstáculos a la reunificación de Alemania, y meses después le garantizó además la plena soberanía y la libre elección de socios a una Alemania unificada.

GEORGE BUSH

De los presidentes de los países aliados, George Bush (1924-2018) fue el que manifestó desde el principio su apoyo a la reunificación ante las reticencias iniciales del resto de aliados y se le considera coarquitecto de este proceso.

Fue su predecesor en la Casa Blanca, Ronald Reagan (1911-2004), quien allanó el camino al apelar el 12 de junio de 1987 al líder soviético en un discurso ante la Puerta de Brandeburgo: «Señor Gorbachov, abra esta puerta. Señor Gorbachov, derribe este muro».

A estas palabras de Reagan, recibidas en su momento incluso con sorna, siguieron dos años más tarde, el 31 de mayo de 1989 las de Bush en favor del fin de la Guerra Fría y la esperanza de una Europa libre y unida.

En el marco de su discurso con motivo del 40 aniversario de la OTAN y la República Federal de Alemania (RFA) en la ciudad alemana de Maguncia, Bush se refirió al muro de Berlín como «monumento del fracaso del comunismo» para clamar a continuación: «debe caer».

El presidente estadounidense expresó su convencimiento de que una Alemania unida, a la que ofreció una asociación para liderar Occidente, no suponía un peligro para nadie.

MARGARET THATCHER

Para la primera ministra británica Margaret Thatcher (1925-2013) la caída del muro de Berlín no representó «un momento feliz, sino peligroso» y no dudó en hacerlo patente, aunque finalmente no le quedó otra opción que resignarse.

«Dos veces batimos a los alemanes. Ahora vuelven a estar aquí», recuerda Kohl en su autobiografía que dijo la conocida como la Dama de Hierro durante una cumbre de la entonces Comunidad Europea de los Doce en Estrasburgo el 8 de diciembre de 1989.

FRANÇOIS MITTERRAND

También el presidente francés François Miterrand (1916-1996) veía con escepticismo la reunificación alemana, aunque en una rueda de prensa conjunta con Gorbachov en París el 5 de julio de 1989 señaló no temerle a ese proceso, que calificó de «aspiración legítima» de los alemanes.

Según unas notas del asesor particular de Thatcher para Asuntos Exteriores desclasificadas en 2009, Miterrand criticó a Kohl en un encuentro con la primera ministra británica ese mismo 8 de diciembre de 1989 por no tener comprender algunas de «las sensibilidades de otras naciones» y por explotar el sentimiento nacional alemán.

Más tarde reconoció que el proceso de reunificación era imparable, y condicionó su aprobación a que el gobierno de Kohl agilizara la implantación de la moneda única europea, según el acta de una conversación entre Miterrand y el entonces ministro de Exteriores Hans-Dietrich Genscher.

GÜNTER SCHABOWSKI

Queda en la memoria también la figura de Günter Schabowski (1929-2015), miembro del politburó de la RDA, que se convirtió el 9 de noviembre en el funcionario que, dando lectura a un confuso comunicado, abrió las fronteras intraalemanas un día antes de lo previsto, según sostuvo después Krenz.

En una rueda de prensa que se transmitía en directo para todo el mundo, anunció un nuevo régimen de viajes que iba a permitir la libre salida de los germanoorientales, Schabowski se vio superado por la pregunta de un periodista sobre la entrada en vigor de esta nueva regulación.

«A mi entender, con efecto inmediato… ahora mismo», respondió, no sin vacilar, al tratar de descifrar el comunicado.

En realidad, esta nueva medida debía entrar en vigor al día siguiente y supeditada a varias condiciones.

Schabowski, como Krenz, fue condenado, en su caso, a tres años de prisión, por su responsabilidad en las muertes ocurridas en las fronteras, aunque luego fue amnistiado.