Tegucigalpa- En su homilía dominical, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, dijo hoy en la basílica menor de Nuestra Señora de Suyapa, en esta capital, que las migraciones no ocurren por causas artificiales, sino por problemas humanos que deben de ser atendidos.

El purpurado dijo durante la homilía que los éxodos que ocurren en diferentes partes del planeta nos obligan a salir a su encuentro como humanidad, despertar la fe, la esperanza y el amor, para comunicar la vida.

Agregó que Jesús es la fuerza para explotar la potencialidades personales, adormecidas por la indiferencia y el egoísmo, effatá ante la realidades de las migraciones, que no son cosas artificiales sino problemas humanos a los cuales debemos salir al encuentro, despertar nuestra fe, la esperanza y amor, para comunicar el soplo de la vida, hay que abrirse y dejar que Jesús siga realizando ese gesto liberador, solo él lo puede hacer, ahí encontramos la fuente de los valores y de la vida”.

“La palabra de Jesús este día pide abrir el oído y el corazón, todos nosotros como su seguidores debemos tener apertura para escuchar la voz del Espíritu Santo, la voz de la vida, esta orden, es la expresión de un deseo del Señor, porque estamos demasiado encerrados en nosotros mismos”, inició diciendo el Cardenal Rodríguez.   

Pidió pensar “en nuestra pobre Honduras, encerrada en esta pandemia, en la sordera para escuchar los mensajes de la palabra de Dios, en las sordera para escuchar las palabras que nos dirige el Señor a través de la creación. Jesús estaba atravesando Siria o Jordania, eran lugares importantes y hoy en día presentan una situación de tanta violencia y de tanta muerte”, lamentó.

Citando a un sordomudo al hacer lo lectura bíblica, dijo que éste era un esclavo de la falta de sentido, no podía escuchar lo que le decían, por eso vivía encerrado en sí mismo,  como alguien incapaz de hablar, de comunicarse con los demás, es una figura representativa de tantas mentes y corazones cerrados, él representa el obstáculo para abrirnos a Jesús, al amor, la vida verdadera, de las relaciones auténticas y a la libertad interior, reflexionó.

Sostuvo que hoy en día la humanidad vive incomunicada en momentos de mayor desarrollo de la soledad, convertida  en una de las plagas más graves del planeta “también padecemos de una sordera para oír a Dios, nuestro mundo se ha hecho sordo al Padre, particularmente  las sociedades que están sin capacidad de escuchar. Por eso Jesús dice effatá Honduras, así como gritó en su momento Juan Pablo II, effatá Europa, se tu misma, como hace falta decirlo en Honduras, se tu misma”.

El líder religioso, señaló que Honduras se encuentra arrastrada por la cultura de la superficialidad, del ruido exterior, estando sordomudos a la vida, donde además no se quiere escuchar el misterio que se debe vivir, no se puede percibir la presencia de Dios captando únicamente la ideología como moda, que deshumaniza y eso hace vivir con la incapacidad de poder entrarse en el interior de la persona.

Agregó que ahí están las voces desde la naturaleza, que aún en países desarrollados como se sufre con los fenómenos naturales por no escuchar y estar al cuidado de la casa común, “necesitamos que Jesús meta sus dedos en nuestros oídos para vencer una fuerte resistencia en una humanidad sorda ante la voz de la naturaleza por falta de su cuidado”.

No a la plancha

“No quieren escuchar a Dios, prefiriendo escuchar voces superficiales de una propaganda superficial que no lleva a ninguna parte, este proceso que se está preparando para elegir autoridades, tiene que llegar a la profundidad del corazón, no es simplemente con una fotografía o una plancha”, agregó el cardenal Rodríguez.

Consecuentemente dijo, refiriéndose a los candidatos a cargo de elección popular que, “si es una persona cuestionada por su falta de ética no debe ser elegida, -¿cómo se puede cambiar un país sordo a los valores?-, nunca, con los mismos ladrones no se puede pensar en un desarrollo humano, con esos mismos indiferentes o egoístas que no piensan en el bien común no se puede llegar a ningún lugar y tampoco habrá cambio, por eso es importante escuchar la palabra de Dios”.

Insistió que escuchar a Jesús, la fuerza de su palabra y su contacto, es la única forma en que se puede liberar de las ataduras y pronunciar de nuevo la propia palabra, “no podemos ser observadores indiferentes y mudos, porque donde faltan valores no se puede construir, por eso Jesús se acerca para curar la sordera de los corazones.”