Redacción internacional – La desaceleración en México y Brasil, la profundización de la crisis en Argentina y Venezuela y el descontento social en Chile y Ecuador han desprestigiado los modelos de derecha y la izquierda nuevamente recupera en las urnas el bastón de mando en Latinoamérica.

Después de 2018, la región dio un giro a la derecha con modelos que subieron al poder gracias al descontento con el llamado «Socialismo del Siglo XXI», que reinó de la mano de líderes de izquierda como el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, el ecuatoriano Rafael Correa, el boliviano Evo Morales y la argentina Cristina Fernández; ahora esa tendencia también tambalea.

Ante ese panorama, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó sus previsiones de crecimiento para Latinoamérica -hasta el 0,2 % este año, cuatro décimas por debajo de lo pronosticado en julio.

«En América Latina la actividad se desaceleró notablemente a principios de año en las economías más grandes, reflejando principalmente factores idiosincráticos», y al drástico efecto de la crisis venezolana en la región, señaló el FMI.

CON CRISIS A CUESTAS

En 2015, tras 12 años de Gobiernos kirchneristas, llegó a Argentina el derechista Mauricio Macri, quien recibió un país con un alto déficit fiscal, una inflación de más del 26 %, amplios subsidios al combustible y la energía, y sin acceso a crédito extranjero, lo que agotó las arcas del Estado.

Pero Macri y su modelo tampoco fueron la solución. La población no resistió la eliminación de los subsidios, aún no se consolida la confianza inversionista extranjera y la economía se encuentra en recesión desde finales de 2018; además, se estima que se contraerá un 3,1 % en 2019.

Macri buscó en el Fondo Monetario Internacional (FMI) la solución a la deuda, organismo que lo respaldó en 2018 con un préstamo por 56.300 millones de dólares, uno de los créditos más altos y que aún no se sabe cómo lo pagará el país.

El último golpe lo recibió Macri el 27 de octubre, cuando en las urnas se decidió el retorno del peronismo con Cristina Fernández como vicepresidenta de Alberto Fernández, quien a partir del 10 de diciembre tendrá que buscar medidas urgentes para superar una crisis que arrastra el país desde 2001 y que parece inmune a modelos izquierda o derecha.

El 1 de enero de este año asumió la Presidencia de Brasil el utraderechista Jair Bolsonaro, tras 15 años de Gobiernos de izquierda, que dejaron una economía en recesión desde 2013.

Uno de los grandes problemas es el insostenible programa de jubilaciones, principal programa de Bolsonaro que no ha recibido el apoyo en el Congreso, y, además, sus políticas han aumentado la desigualdad social y ya le surgen criticas desde sus propias bases.

Los organismos internacionales prevén que el PIB cerrará por debajo del 1 % este año, golpeado por los malos datos de la producción industrial, un comercio minorista sin fuerza y la disminución de las exportaciones de vehículos a Argentina, uno de sus principales socios.

LA CAÍDA DEL MODELO

Chile recibió de nuevo al derechista Sebastián Piñera en 2018, con una economía estable pero estancada.

El país que fue modelo para el resto de la región, ha empezado a desacelerar y se prevé que este año su economía cierre en 2,5 %, frente a la meta del 3 % o 3,5 % que tenía el Gobierno.

Ante la caída del valor del cobre, producto estrella de Chile, y los altos precios del petróleo, el Gobierno incrementó el costo del pasaje del metro y aplicó un alza en las tarifas de la energía, entre otras medidas que generaron un estallido social por el aumento de la desigualdad en el país.

El coste más grande viene ahora con la cancelación de dos grandes cumbres, el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático-COP25, con las que el Gobierno esperaba reforzar su imagen internacional, además, de las ganancias que dejarían ambos eventos para el país.

NO AL FMI

Las economías de la región siempre han tenido que buscar financiamiento en organismos como el FMI, que a cambio pide a los Gobiernos medidas «impopulares» y que motivaron las recientes protestas en Argentina y Ecuador.

El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, quien subió al poder con el apoyo de Correa del que luego se distanció, vio tambalear su Gobierno tras las fuertes manifestaciones en rechazo al «paquetazo» de reformas que presentó en sintonía con el FMI, como la eliminación de los subsidios al combustible, que luego se vio forzado a echar para atrás.

Haití, uno de los países más pobres de América, atraviesa una crisis desde 2018 con pedidos para que renuncie el presidente Jovenel Moise, quien aplicó un aumento de los precios de combustible al tiempo que se registró un desabasto de gasolina.

EL EFECTO TRUMP

Desde la llegada de Donald Trump a la Presidencia de EEUU en 2017, la región ha tenido que enfrentar otro problema. El magnate estadounidense, gran defensor del proteccionismo, ha basado su política en presiones por medio de sanciones o amenazas de tipo económico.

Sin duda, la guerra comercial entre Estados Unidos, China y la Unión Europea (UE) ha impactado el crecimiento de la región ante el incremento en el precio del dólar.

Uno de los más afectados ha sido su vecino del sur, México. El país se vio forzado a renegociar el acuerdo comercial con Washington, que le impuso sanciones a sus exportaciones en represalia por los miles de inmigrantes que, según Trump, dejaba cruzar a EEUU.

Finalmente, México, EEUU y Canadá concluyeron en 2018 la negociación de un nuevo acuerdo, el T-MEC, que aún debe ser ratificado por los Congresos de cada país.

Pero el izquierdista Andrés Manuel López Obrador aún no logra que la economía despegue. El PIB avanzó solo un 0,1 % en el tercer trimestre, ha disminuido la producción de petróleo, ha bajado la inversión y el país está al borde de caer en recesión.

Así, las previsiones de distintos organismos indican un crecimiento de solo un 0,4 %, muy por debajo del balance del 2 % del Gobierno.

Centroamérica mantendrá su lenta recuperación pese al endurecimiento de las políticas migratorias de EEUU, donde viven miles de centroamericanos que envían remesas que en promedio representan el 15 % del PIB de Honduras, Guatemala y El Salvador.

Ese avance depende también de las alianzas que hagan los presidentes derechistas, Nayib Bukele en El Salvador, y Alejandro Giammattei en Guatemala, que asumirá en enero de 2020, quienes tienen como retos la violencia y detener el flujo migratorio al norte, ante las amenazas de Trump de frenar el comercio y suspender la cooperación

MEJORAR MEDIDAS

En Bolivia vuelve y juega Evo Morales, tras ser reelegido en unas polémicas elecciones en octubre. El líder indígena defiende que en sus más de 13 años como presidente el país pasó de ser una de las economías con menos crecimiento en la región a reportar un avance de 4 %, que analistas creen puede bajar debido a la caída de los precios de materias primas como el gas, uno de sus principales productos.

Colombia, gobernada por el derechista Iván Duque, atraviesa un momento complejo. La incertidumbre sobre la implementación del acuerdo de paz, el aumento de la violencia política y la llegada de por lo menos 1,3 millones de venezolanos al país han afectado la demanda interna para impulsar el crecimiento, empleo y la confianza de la inversión extranjera.

El calendario electoral se cierra en Uruguay el 10 de noviembre. El que resulte ganador en la segunda vuelta entre el oficialista Daniel Martínez y Luis Lacalle Pou, de centro derecha, tiene como reto dinamizar la economía y consolidar la seguridad fiscal para que las turbulencias en Brasil y Argentina no lo afecten. EFE