Shanghái (China) – Centenares de empresas latinoamericanas, arropadas por delegaciones gubernamentales de presidentes y ministros, participan estos días en la Expo de Importaciones de China en busca de oportunidades de negocio que les permitan llenar los refrigeradores de un país ávido de importar alimentos.
«China tiene que alimentar al 20 por ciento de la población mundial y tiene apenas el 7 por ciento del territorio cultivable y eso hace que estén obligados a conseguir alimentos fuera», explicó hoy a Efe en una entrevista el ministro uruguayo de Relaciones Exteriores, Rodolfo Nin Novoa.
Tras la inauguración el lunes por el presidente chino, Xi Jinping, las 3.000 empresas participantes de unos 130 países comenzaron hoy su actividad de negocio en una jornada en la que el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, visitó el pabellón de su país.
En el discurso inaugural, presenciado por (entre otros mandatarios) los presidentes de El Salvador y la República Dominicana, Xi insistió en que la apertura de China es imparable y aseguró que el gigante asiático tiene los brazos abiertos para recibir productos de otros lugares del mundo.
Con una clase media cada vez mayor y con más poder adquisitivo, China necesita productos del exterior para satisfacer su demanda interna y Latinoamérica, que principalmente le exporta materias primas y productos agropecuarios, quiere tener cada vez más peso en la cesta de la compra de los chinos.
«Somos 3 millones de personas pero producimos alimentos para 30 millones y podemos hacerlo hasta para 50 millones, en la medida que podamos desarrollar una tecnología nueva», apuntó el ministro Nin, quien encabeza la delegación uruguaya.
El país sudamericano, recordó, fue el primero de Mercosur en adherirse a la iniciativa china de las «Nuevas Rutas de la Seda» con la que Pekín apoya la construcción de infraestructuras de transporte y comunicaciones para conectar Asia con África, Europa y Latinoamérica y establecer una gran plataforma de cooperación económica.
Más de 70 países del mundo se han adherido a ella, entre ellos otros latinoamericanos como Chile, Panamá, Bolivia, Venezuela, Antigua y Barbuda, Trinidad y Tobago y Guyana.
Perú tiene previsto hacerlo próximamente, según contó a Efe el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roger Valencia, que encabeza una misión comercial formada por 15 grupos empresariales con una misión clara, fomentar las «exportaciones no tradicionales» y alcanzar en los próximos años un valor de 1.000 millones de dólares.
Las tradicionales, precisó el ministro, son «cobre, plata y oro, que se exportan a China desde hace más de 300 años» mientras que el objetivo es potenciar «productos frescos como uva, arándonos, mango, langostinos, pota y superalimentos, nuevos productos de valor agregado».
Según datos estimados de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), durante 2017 China fue el país del mundo al que más crecieron las exportaciones de Latinoamérica, con un alza interanual del 23 % (frente al 17 % al resto de países asiáticos).
Brasil, México, Chile, Perú y Argentina continuaron como principales socios comerciales de China en la región, con más del 70 % del volumen comercial total.
En opinión del secretario de Gobierno de Agroindustria de Argentina, Luis Miguel Etchevere, que un país con «un mercado tan importante, con tantos consumidores» lleve a cabo una política de «abrir todavía más su economía», «es un hecho importantísimo para países como el nuestro, que somos productores de alimentos».
«Hoy China es el principal destino de los alimentos de Argentina y tenemos expectativas de todavía incrementar aún más las exportaciones», dijo el secretario, que encabeza una misión de 80 empresas argentinas.
Por parte de la delegación mexicana vienen 40 empresas, la mayoría de alimentos, mientras que otros países como Bolivia se presentan en Shanghái con superalimentos como la quinoa, la chía, el sésamo o la soja, con nueve empresas intentando penetrar o afianzar sus lazos en la segunda mayor economía del mundo.
Costa Rica, por su parte, ha traído a nueve empresas de productos como café, azúcar, piña y en los próximos años el principal reto es conseguir la autorización para exportar cada vez más alimentos, según contó a Efe la ministra de Comercio Exterior, Dyalá Jiménez.
«Somos un país pequeño y tenemos una alta calidad, por ejemplo, en carne y tenemos que aumentar nuestra productividad para tener suficiente volumen y que pueda abrirse una ruta directa entre los puertos de Costar Rica y China», apuntó.
La presencia de Venezuela, por su parte, está orientada a «diversificar» las exportaciones y «salir de la mentalidad petrolera tradicional», señaló a Efe la ministra de Comercio, Yomana Koteich, parte de la delegación oficial encabezada por dos ministros que ha viajado a China.
«También tenemos una cantidad de recursos extraordinarios en el sector de la agricultura, el turismo, la pesca y la acuicultura» y «la alta demanda de bienes y servicios que tiene China, hace que sea una oportunidad no solo para colocar el producto sino para desarrollar el sistema productivo», afirmó.