El presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, habla a los medios sobre los procedimientos de destitución cuando parte para visitar las instalaciones de Apple en Austin, Texas, en el jardín sur de la Casa Blanca en Washington, DC, EE. UU., el 20 de noviembre de 2019. EFE/EPA/Jim Lo Scalzo/Archivo

Los Ángeles – La comunidad latina, uno de los grupos más afectados por los efectos del denominado «racismo medioambiental», critican la falta de liderazgo del Gobierno Trump para hallar soluciones a la «emergencia climática» que se discute en la cumbre del clima COP25 que comenzó este lunes en Madrid.

«El historial ambiental y climático de la Administración Trump es de largo el peor en la historia del país», dijo hoy a Efe Javier Sierra, vocero de Sierra Club, una de las organizaciones ambientalistas más antiguas e influyentes de EE.UU.

El activista, que lamentó que Trump vaya más allá e incluso niegue la «ciencia climática», advierte que «la comunidad hispana en Estados Unidos lleva décadas sufriendo de forma desproporcionada abusos por parte de contaminadores de todo tipo».

Sin embargo, en su opinión, el problema se habría exacerbado desde la llegada del mandatario republicano al poder.

Desde enero de 2017, dijo, «la industria de combustible fósiles vive en un nirvana desregulador que ha dejado al público -especialmente a comunidades de color, como los hispanos- a merced del bombardeo tóxico de estos contaminadores», subrayó Sierra.

Un análisis del New York Times reveló que, desde su llegada al poder y hasta septiembre pasado, Trump ha debilitado o eliminado cerca de 85 protecciones ambientales.

Las criticas de los ambientalistas arreciaron con motivo del arranque de la cumbre del clima COP25 en la capital española, donde se busca sellar las reglas de funcionamiento del Acuerdo de París antes de su puesta en marcha en 2020.

Estados Unidos llegó al encuentro mundial como el único miembro que ha anunciado su salida del pacto a partir del 4 de noviembre de 2020, un día después de las elecciones presidenciales en las que presumiblemente buscará la reelección Trump, quien anunció en 2017 su decisión de abandonar el Acuerdo de París.

Con este antecedente no es de extrañar que, según como dijo recientemente el Departamento de Estado en un comunicado, sus enviados a Madrid acuden a la cumbre para defender los «intereses estadounidenses».

A ello hay que sumar un equipo enviado por Trump de bajo perfil y encabezado por Marcia Bernicat, subsecretaria de estado adjunta para los Océanos y los Asuntos Ambientales y Científicos Internacionales.

Por su parte, la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, junto a un grupo de congresistas demócratas, participan en la cumbre, en un esfuerzo separado a la Administración con el que quieren transmitir el mensaje de que siguen «implicados» en el esfuerzo global de combatir el cambio climático.

La posición del Gobierno contrasta con la posición de los hispanos. Un sondeo de 2017 de la Universidad de Yale encontró que el 84 % de ellos cree que el calentamiento global existe, al 78 % le preocupa el calentamiento global y uno de cada tres (35 %) está «muy preocupado».

La mitad de los latinos (50 %) creen que la gente en Estados Unidos está sufriendo los efectos del calentamiento global «en este momento», incluyendo cerca de dos de cada tres latinos hispanohablantes (63 %).

Una gran mayoría de latinos (68 %) cree que Estados Unidos debería reducir las emisiones de gas invernadero «independientemente de lo que hagan otros países».

La encuesta también reveló que el 74 % quiere que el presidente Trump (74 %) y el Congreso (73 %) hagan más para abordar el problema del calentamiento global, no en vano EE.UU. es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo después de China.

Pero Sierra afirmó que la actual Administración está lejos de escuchar a la comunidad hispana, de donde salió la congresista Alexandria Ocasio-Cortez y su propuesta «Green New Deal», un ambicioso plan contra el cambio climático y la transformación económica que para muchos se ha convertido en referencia mundial.

En contraste, Sierra aseguró que el Gobierno Trump está dispuesto a «debilitar» el Plan de Energía Limpia de su predecesor, Barack Obama, la herramienta fundamental de EE.UU. desde 2015 para cumplir con sus metas climáticas internacionales.

«Hasta la llegada de Trump a la Casa Blanca, EEUU era el líder mundial en el combate contra la crisis climática. Desde entonces, el país se ha convertido en el mayor obstáculo en la lucha contra esta lacra planetaria», criticó.