Fotografía cedida tomada por el fotógrafo José L. Muñoz el 29 de julio de 2010 donde aparecen activistas e inmigrantes mientras protestan contra la polémica ley SB1070 en Phoenix, Arizona. EFE/José L. Muñoz /SÓLO USO EDITORIAL, NO VENTAS

Phoenix (AZ) – Ser latino y fotoperiodista hace diez años en Arizona, cuando se firmó la ley SB1070, no fue sencillo para los hombres de prensa que trabajaban en los pocos medios hispanos locales, aquellos que capturaron a través de su lente el «dolor de su propia gente».

Algunos de ellos señalan que una década después de que Jan Brewer, en ese entonces la gobernadora estatal, firmara la norma conocido como «Muéstrame tus papeles» no creen que el contexto legal y político haya cambiado mucho, aunque sí ven a la comunidad hispana más robusta.

«Me tocó ver a los latinos sufriendo, con miedo a salir, fui hasta sus casas para fotografiarlos, fue muy duro», dijo a Efe Jorge Muñoz sobre los efectos de la norma, la primera legislación estatal en criminalizar la presencia de inmigrantes indocumentados en el país.

Muñoz, quien en ese entonces trabajaba para el medio Prensa Hispana, le tocó fotografiar vigilias, protestas, marchas y acciones políticas.

Nacido en la mexicana Ciudad Juárez y arribado al país con su familia a los 3 años, hoy, con 67 años, continúa ejerciendo la fotografía y cuenta con un ingente banco de imágenes que tomó a partir de 2010, cuando la gente empezó a ser detenida por sus características raciales, dijo.

Aquella época «mire a nuestra gente sufrir», dijo. «Nunca me gustó lo que decían de los mexicanos, los chicanos, nunca me gustó, pero vi a la gente lista en la lucha», agregó.

La firma el 23 de abril de 2010 de la ley SB1070 no solo motivó marchas y protestas, sino también un boicot que colapsó la estabilidad de la economía de Arizona.

Phill Soto, nacido en los Ángeles (California) y de abuelos mexicanos, fue uno de los fotógrafos que en ese entonces trabajaba para La Voz Arizona y recuerda las calles llenas de inmigrantes, en lucha contra una ley «racista».

«Las protestas eran por el temor a deportar a gente, la comunidad necesitaba un voz; nuestra gente orgullosamente salió a luchar y se volvió parte de nuestra historia», dijo a Efe Soto, quien también siguió con su cámara al entonces alguacil del Condado de Maricopa, el polémico Joe Arpaio, cuando organizaba redadas contra hispanos.

El fotógrafo, hoy de 65 años, le tocó documentar la manifestación luego de que la activista Dolores Huerta, junto a la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), el Fondo Mexicano para la Defensa Legal y la Educación (MALDEF) y el Centro Nacional de Leyes de inmigración (NILC) presentaran una demanda contra la SB1070.

«Todo se mueve en el mismo camino para nuestra comunidad. Mucha de nuestra gente sigue viviendo aquí sin beneficios, ellos siguen en el camino por mejores derechos. Pero nunca debemos de olvidar el pasado, ya que no podemos permitir que esto vuelva a suceder», afirmó.

El fotógrafo Johnny Lozoya nació en California, pero es hijo de un inmigrante de Guerrero (México), así que «sabe lo que es ser latino en Estados Unidos», según dijo a Efe. «Conozco el juego y sabía que con esa ley iban a atacar a mis hijos y nietos», señaló.

«Fui a las primeras marchas, primero a sacar fotos para documentar lo que estaba pasando, en verdad no tenía una idea de lo que realmente estaba por venir, ser parte de todo este movimiento fue una gran lección», indicó.

Aquella lucha condujo al fotógrafo independiente a involucrarse en el activismo y llegó a ser miembro de Somos América y de la Liga de Latinoamericanos Unidos en Estados Unidos (LULAC). Además, colaboró con los manifestantes en armar escenarios y les prestó sus equipos de sonido.

«Andaba la gente gritando en las calles sin sonido, así que les presté mis generadores y micrófonos, armé mis tarimas, ya que tenía el equipo por mi trabajo. Cuando menos pensé me sentí parte de la lucha. Desde el principio sentí que estaba bien lo que estaba haciendo», comentó.

Lozoya, conocido en Arizona como «Latino Paparazzi», continúa ejerciendo el oficio, y asegura que la lucha de los latinos, inmigrantes, jornaleros y los «soñadores» no ha parado y de hecho hay «más trabajo qué hacer» a causa de las políticas migratorias de la actual Administración en la Casa Blanca.

«Todo este odio es natural por lo que están viendo desde la Administración (federal). Los insultos y abusos a nuestra gente continúan», se lamentó.