Los Ángeles – Estados Unidos es «afortunado» al atraer emigrantes, dice el escritor y periodista Jason DeParle al presentar su libro «A Good Provider Is One Who Leaves», en el que explora los beneficios de la migración a través de la historia de una familia a la que le tomó décadas llegar al país.
«Es bueno que tu país sea el lugar donde la gente viene a hacer realidad sus sueños», advierte DeParle en entrevista con Efe. «Estados Unidos es afortunado al atraer a personas con empuje y habilidades», añade.
La profunda mirada sobre el movimiento global de emigrantes en las últimas tres décadas se cuenta a través de los ojos de la familia de Tita y Emet Comodas, y su hija Rosalie, quienes emprendieron desde Filipinas una travesía migratoria por todo el mundo.
Según el autor, las vicisitudes de esta familia, y especialmente de Rosalie, ofrecen «una réplica» a la retórica del presidente Donald Trump de «que los inmigrantes son una amenaza».
En sus casi tres años de mandato, Trump ha arremetido tanto contra los indocumentados como los inmigrantes legales, canceló varios amparos migratorios, separó familias en la frontera y modificó el proceso de petición de asilo que culminó con una crisis en la frontera.
En este sentido, DeParle muestra su preocupación porque el problema de la frontera «está ocultando una historia mucho más amplia de la inmigración legal, y subestimando su éxito».
Las observaciones del periodista del diario New York Times sobre este tema no son apresuradas, DeParle lleva más de 30 años siguiendo, observando y analizando a la familia Comodas y su experiencia como emigrantes.
El encuentro del escritor con este fenómeno se dio casi por casualidad, cuando en 1987 se mudó a la humilde casa de la pareja y sus cinco hijos en Filipinas.
La intención del periodista era ahondar sobre la pobreza en los países en desarrollo, pero se encontró con una de sus consecuencias: la migración.
«Lo que comenzó como un acto de desesperación se convirtió en una forma de vida», explica.
DeParle se refiere a la decisión de Emet, el padre de familia, de irse a trabajar a Arabia Saudí como trabajador invitado limpiando piscinas en una base aérea durante dos años, mientras su esposa se quedaba en casa cuidando a los hijos.
Este sería el punto de partida para que los cinco hijos siguieran los pasos al padre. Siempre impulsados por Tita, quién convirtió en un credo familiar un lema que sirvió como título del libro, «A Good Provider Is One Who Leaves» (Un buen proveedor es aquel que se va).
La mujer escuchaba esta frase en el vecindario, en donde la mayoría de padres de familia habían salido del país a buscar mejor fortuna, a pesar de los grandes riesgos que esto implicaba.
Un credo que fue seguido al pie de la letra por Rosalie, un personaje que le sirvió al escritor para romper el estereotipo sobre los emigrantes.
DeParle cuenta que cuando conoció a la joven no hubiera creído que ella tuviera el impulso para escapar de los barrios bajos.
Sin embargo, los años le enseñarían que la «resistencia» de esta mujer fue la que le permitió recorrer medio mundo e insistir por 20 años para lograr llegar a Houston (Texas) con su esposo y sus hijos, donde consiguió un trabajo como enfermera.
«Su migración (la de Rosalie) es un triunfo triple: bueno para ella, bueno para los EE.UU. y bueno para los familiares que sigue ayudando en su país», añade.
En su libro, DeParle incluye la lucha de Rosalie, ahora de 48 años, por que sus hijos no pierdan sus raíces culturales, incluido su idioma.
Una experiencia en la que los inmigrantes de todas las nacionalidades se pueden ver reflejados, insiste el autor.
Junto al seguimiento de Emet, Tita y Rosalie Comodas, por Filipinas, Arabia Saudí, Florida y Texas, el libro analiza los momentos de inflexión más importantes de este fenómeno en EE.UU. desde la presidencia de Lyndon Johnson y la ley de inmigración de 1965 hasta los dos primeros años de Trump, que puso una nueva mirada al tema.
«Tener un presidente que hable tan abiertamente de los inmigrantes en términos tan despectivos es una experiencia nueva», aclara sobre una elección que, en su opinión, causó un aumento de la hostilidad política hacia la inmigración.
Y, aunque socialmente «una gran parte de los estadounidenses sigue acogiendo a los emigrantes», el periodista teme que «este tipo de lenguaje fomente el extremismo entre los críticos de la inmigración y la alienación entre inmigrantes».
«Si continúas diciéndole a la gente que no son deseados, pueden comenzar a creerte», apunta.