Denver (CO) – La inminente llegada del frío y la nieve a Denver, el escaso presupuesto municipal disponible y el constante arribo de más inmigrantes desde la frontera con México afectan la capacidad local para atender a los recién llegados, revela un nuevo informe difundido este miércoles.
El reporte, preparado por la organización no partidista Common Sense Institute (con sede en Denver), revela que en los primeros 10 meses de 2023 varias agencias de la capital de Colorado han ayudado a casi 25.000 inmigrantes, a un costo de más de 28 millones de dólares, superando el presupuesto máximo anticipado de 11 millones.
Esos datos, basados en información oficial difundida por la Oficina de Albergue y Servicios de Ayuda a Inmigrantes de Denver, indican que unos 18.000 inmigrantes transportados en autobuses desde la frontera mexicana a Denver recibieron ayuda directa de la ciudad, es decir cuando menos una noche de alojamiento y comidas.
Pero la estadía promedio de esos inmigrantes en albergues municipales es de 18 días, con 2.000 a 3.000 aún dependiendo de Denver para tener un lugar donde dormir, y otros 2.300 a 2.500 alojados en centros de caridad locales.
Además, cada mes llegan en promedio a Denver desde Texas 3.000 nuevos inmigrantes, por lo que el presupuesto de ayuda total para esas personas llegaría a casi 40 millones de dólares al finalizar el año. Es la misma cifra que Denver destina anualmente a ayudar a desamparados.
Ante la precaria situación presupuestaria y debido a que los albergues para inmigrantes y desamparados están al máximo de su capacidad (a lo que se prevé se sumará el fin de semana la primera nevada de la temporada en Denver), las autoridades locales consideraron enviar algunos inmigrantes a los condados cercanos, generando un fuerte rechazo de los mismos.
Por ejemplo, los comisionados del condado de Douglas enviaron esta semana un mensaje al alcalde de Denver, Mike Johnston, pidiendo “no enviar” a ese condado “la creciente población de inmigrantes”, indicando que estos representan “una amenaza a la salud y seguridad del público”.
A su vez, los comisionados del condado de Adams indicaron que solo recibirán inmigrantes cuando cada uno de ellos haya sido aprobado por las autoridades de salud de ese condado, incluyendo la verificación de vacunas, enfermedades crónicas y enfermedades contagiosas potencialmente adquiridas “al viajar durante largos periodos en ambientes sin higiene y por países con potencial contagio de esas enfermedades”.
Como resultado, cada vez son más los inmigrantes que carecen de alojamiento y viven en la calle. Un nuevo censo (completado esta semana) de la población sin techo en Denver encontró “familias enteras de inmigrantes, incluyendo niños y bebés”, durmiendo en tiendas de campaña o al aire libre, cubiertos por lonas, en parques y lugares públicos cerca del centro de la ciudad.
Ante esa situación, Denver anunció que activará su plan de alojamiento por bajas temperaturas, incluyendo por primera vez en ese plan a los inmigrantes. A la vez, las autoridades municipales pidieron una mayor cooperación de las organizaciones no lucrativas para ayudar los recién llegados.
Según el análisis del Common Sense Institute, esa decisión “tendrá un impacto en las prioridades financieras (de Denver) y obligará al Gobierno local a aumentar sus costos de operación, y les corresponderá a los residentes asumir ese costo.”