Los estudios han demostrado que cuando se recibe un abrazo, el cerebro libera oxitocina, que es el químico cerebral que ayuda a "sentirse bien", y puede ayudar a controlar el estrés, al calmar la liberación de cortisol, que es la hormona del estrés, tal como recordó Mudd. EFE/ Sebastián Mariscal/Archivo

Miamisburg (OH) – Todos necesitan un buen abrazo de vez en cuando, pero cuando los padres se los dan a sus hijos quizás sin saberlo los están ayudando a regular sus emociones y a desarrollar sus cerebros, tal como lo destacó la pediatra Emily Mudd con motivo del Día Nacional del Abrazo, que se celebra este martes.

«Incluso desde el momento en que nacemos, ese contacto físico, atención y abrazos son muy importantes tanto para la regulación del sistema nervioso como para el desarrollo del cerebro», expresó Mudd, del Center for Pediatric Behavioral Health del Cleveland Clinic.

«Desde el momento en que nacemos, hablamos sobre el cuidado de los canguros y la importancia del contacto piel con piel y eso realmente continúa hasta la infancia», recalcó la especialista.

Los estudios han demostrado que cuando se recibe un abrazo, el cerebro libera oxitocina, que es el químico cerebral que ayuda a «sentirse bien», y puede ayudar a controlar el estrés, al calmar la liberación de cortisol, que es la hormona del estrés, tal como recordó Mudd.

Es por eso que si un niño está teniendo una «crisis» o está demasiado estresado, darle un abrazo puede ayudarlo a calmarse.

Cuando los niños reciben afecto de sus padres desde una edad muy temprana, la investigación demuestra que es más probable que tengan una mayor capacidad de recuperación, mejores calificaciones y mejores relaciones entre padres e hijos en la edad adulta.

Por otra parte, la especialista específica que si su hijo no es le gustan los abrazos o se pone tímido con los miembros de la familia, no debe obligarlos.

«Está bien mantener un mensaje muy simple, independientemente de la edad del niño, para que sepan que tienen el control de su cuerpo, y si no quiere abrazar a una tía o un tío, está bien, pero puede encontrar otra forma de mostrarles afecto”, como un saludo con la mano, precisa la especialista.

Para Mudd, los abrazos cambiarán a medida que sus hijos crezcan, porque los adolescentes no tienen las mismas necesidades de atención física que los niños pequeños. Lógicamente, al margen de la edad, que el hijo sepa que usted estará para ayudarlo, sin condiciones, es esencial para su desarrollo y bienestar.