Roma – Los 121 inmigrantes rescatados hace cuatro días en aguas del Mediterráneo Central esperan con calma y tranquilos a bordo del barco de la ONG española Open Arms un puerto seguro en el que desembarcar, tras la negativa de Italia.

La situación a bordo es «estable», todos están tranquilos y la meteorología en este cuarto día tras su rescate es buena. «Todo está más o menos controlado, aunque es un frágil equilibrio», ha explicado a Efe por teléfono la portavoz de Open Arms, Laura Lanuza.

Todos los inmigrantes están «bien cuidados», no presentan problemas de salud relevantes y a bordo hay aún comida y atención médica por si fuera necesaria.

La organización ha difundido una serie de vídeos en los que puede verse cómo los inmigrantes aguardan en la cubierta del barco, jugando con los niños, charlando entre ellos o con los voluntarios, durmiendo en el suelo o mirando por la borda.

La nave se encuentra en aguas internacionales frente a la isla italiana de Lampedusa con todas estas personas salvadas en dos operaciones distintas en el Mediterráneo cuando las pateras en las que viajaban se encontraban en apuros.

El primer rescate fue este jueves, cuando fueron salvados 55 inmigrantes, entre ellos dos bebés mellizos y una mujer embarazada, justo cuando su embarcación estaba «a punto de naufragar» y entraba agua, ha explicado el fundador de la ONG, Óscar Camps.

El segundo se dio en plena noche del viernes y fueron socorridas y acogidas a bordo 69 personas, entre estas dos niños y dos mujeres embarazadas y «una de nueve meses con contracciones», y muchos con «signos inequívocos de la violencia sufrida en Libia», de donde zarparon.

Sin embargo, en la noche del sábado, la Guardia Costera italiana evacuó a dos mujeres en avanzado estado de gestación y a la hermana de una de ellas puesto que sus fetos estaban mal colocados y, de ponerse de parto en la embarcación, podría haber problemas.

La ciudad española de Valencia se ha ofrecido a acoger la embarcación de Proactiva y la comunidad autónoma de Extremadura, a colaborar en la acogida de los inmigrantes.

Los países europeos y seguros más cercanos a los que trasladar a estas personas son Malta e Italia, si bien estos mantienen sus puertos cerrados a las naves de las ONG.

En Italia el ministro del Interior, Matteo Salvini, ya comunicó la prohibición de que la embarcación entre en aguas territoriales del país. «Querer es poder. En Italia no se entra sin permiso», tuiteó.

El ministro ultraderechista, que mantiene una política de puertos cerrados a las ONG, a las que acusa de favorecer la inmigración irregular, es el impulsor de un decreto que prevé multas de entre 10.000 y 50.000 euros a las que violen esa disposición.

Por otro lado las autoridades españolas prohíben a Open Arms retomar la búsqueda activa de barcazas en peligro, limitando su actividad, y el 4 de julio la Marina Mercante advirtió que afrontaría multas de hasta 900.000 euros si contravenía su petición.

Mientras el Open Arms espera a poner a salvo a sus rescatados, a la zona del Mediterráneo central, una de las rutas migratorias más peligrosas del planeta, llegará próximamente el «Ocean Viking», de Médicos Sin Fronteras y SOS Mediterranée.

Y también el barco «Alan Kurdi» de la ONG alemana Sea Eye, después de desembarcar a 40 inmigrantes en Malta tras un acuerdo entre este pequeño estado insular europeo, el Gobierno de Alemania y la Comisión Europea para su reubicación en el continente.