Miguel Otero limpia un auto ataviado con una mascarilla, obligatoria por las condiciones de seguridad sanitaria en el centro de lavado de vehículos Alicia Auto Spa, en Laguna Hills, California. EFE/Luis Uribe/Archivo

Chicago (IL) – Una cuarta parte de los estadounidenses ha sufrido la pérdida de ingresos y de ahorros durante la crisis económica provocada por la pandemia del COVID-19, pero el impacto mayor se da entre los hispanos, por el tipo de trabajo que tienen y el riesgo de exposición al contagio.

Asi lo refleja una investigación hecha por un grupo de investigación de la Universidad de Chicago y que revela que «las disparidades son crudas y afectan de manera desproporcionada a los latinos», como dijo a Efe este miércoles Tom W. Smith, uno de los directores del Centro Nacional de Investigación de Opiniones (NORC) de la Universidad de Chicago.

La encuesta nacional, que se realiza por internet y vía telefónica, en inglés y español, e involucra a 2.000 entrevistados, muestra que los hispanos (42 %) y afroamericanos (32 %) figuran primeros entre los grupos étnicos con más pérdidas de ingresos, comparado con el 21 % de blancos.

Asimismo, ante la pregunta sobre atrasos en el pago de las cuentas, debido al desempleo provocado por la cuarentena que afectó a todo el país desde marzo, los hispanos están a la cabeza (38 %), seguidos por afroamericanos (35 %) y blancos (14 %).

El desempleo provocado por la pandemia ha alcanzado niveles históricos, mayores que los vividos durante la Gran Depresión en la década de 1930, con más de 40 millones de personas que han debido apelar a los subsidios estatales para subsistir.

Según Smith, este efecto desproporcionado que sufren los hispanos se debe al tipo de empleo que tiene la mayoría de ellos, que los coloca en la primera línea de riesgo.

«Casi no existe el trabajo remoto en este grupo, que se desempeña preferentemente en los servicios esenciales que no tienen mucha protección», dijo Smith.

Puso como ejemplo la industria frigorífica, que emplea a un gran porcentaje de hispanos que trabajan en condiciones «extremas», donde no es posible respetar la distancia social o usar de manera permanente las mascarillas.

La encuesta no muestra las razones principales de los despidos, aunque el investigador especula que los hispanos podrían sufrir más porque en muchos casos son los más jóvenes de la fuerza laboral y no tienen el beneficio de la antigüedad en el momento en que se decide la reducción de horas o quién debe irse.

TRABAJADORES ESENCIALES

El Instituto de Políticas Económicas de Illinois, y la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, estudiaron los «Efectos de la pandemia global en los trabajadores de Illinois» y analizaron tres categorías de empleados: esenciales, cara a cara y remotos.

Antes de la pandemia, el 51 % de la fuerza laboral del estado realizaba funciones consideradas esenciales, como seguridad pública, cuidado de la salud, producción de alimentos, servicios de entrega, construcción y ciertos tipos de manufacturas.

Otro 27 % se ocupaba de actividades consideradas «cara a cara», como restaurantes, bares, salones de manicura, arte y entretenimiento. En esta categoría, las mujeres y latinos son mayoría.

Por su parte, los trabajos remotos, o el 22 % de la fuerza, se encontraban en profesiones como ingeniería informática, administración, finanzas, seguros y el sector legal.

Los hispanos son mayoría en los servicios esenciales y cara a cara, y ello quizás da una pista de porque el 31 % de los encuestados por NORC dijeron sentirse más expuestos al riesgo de contagiarse con el virus, comparado con 19 % de blancos.

El estudio de NORC señala además que los estadounidenses con educación universitaria también sufren la pérdida de inversiones debido a la crisis económica, con un 45% comparado con 28% de los que no tienen diplomas de educación superior.

Más allá del impacto en el bolsillo de los consultados, la encuesta también comprobó que el encierro y las restricciones provocados por la pandemia también afectan la salud mental de las personas, que sufren de estrés por la incertidumbre.

Smith dijo que la gente se siente «más sola» de lo esperado, aunque recientemente en muchos estados la vida se ha ido normalizando con el cese de algunas restricciones impuestas para combatir el contagio del virus, y la reapertura de comercios y restaurantes.

NORC divulgó el mes pasado una encuesta donde solo el 14 % de los adultos consultados en el mes de mayo declararon sentirse muy felices, en comparación con el 31 % de 2018.

Según informó el centro, en las cinco décadas en que ha realizado este tipo de estudios, nunca menos de 29 % de los estadounidenses habían declarado sentirse muy felices.

El nivel actual de sentimiento de soledad de los consultados es de 50 %, comparado con el 23 % de dos años atrás.