Bruselas– Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea comenzaron hoy la segunda jornada de su cumbre con el objetivo de dar luz verde a la reforma de la eurozona pactada por el Eurogrupo, después de que ayer sus negociaciones se centrasen en facilitar la aprobación del acuerdo del «brexit».

La cumbre pasará de puntillas, sin embargo, sobre la cuestión migratoria, ante la constatación la pasada semana en una reunión de ministros de Interior de que hay pocas posibilidades de cerrar antes de las elecciones europeas del próximo mayo las principales propuestas, en particular la reforma del sistema de asilo común.

El presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, quien participó en la cumbre sobre el euro, destacó a su llegada la «importancia» del acuerdo alcanzado la semana pasada porque «Europa se construye con estos tratos».

El paquete que prevén respaldar los líderes incluye medidas para completar el Fondo Único de Resolución Bancaria y para dar más poder al Mecanismo Europeo de Estabilidad.

Además, los líderes prevén pedir por primera vez a sus ministros que inicien los trabajos para diseñar un instrumento presupuestario para la eurozona, que sirva para reducir las divergencias económicas entre los Estados y mejorar su competitividad.

«En sólo unas semanas hemos pasado de ‘imposible’ a ‘probable’ en términos de un presupuesto para la eurozona», afirmó Centeno en referencia a una idea que fue impulsada por Francia con Alemania, pero que genera recelos en Holanda, los países nórdicos, los bálticos y algunos centroeuropeos.

El «brexit» seguía presente al inicio del día a pesar de que se abordó en la jornada del jueves, en la que los líderes escucharon de parte de la primera ministra británica, Theresa May, qué tipo de garantías necesitaría con respecto a la salvaguarda pactada para Irlanda de Norte para facilitar la ratificación del acuerdo en el parlamento británico e intentaron darle respuesta.

El primer ministro belga, Charles Michel, dijo que el jueves los líderes reafirmaron «la voluntad de aplicar el acuerdo con Reino Unido y de trabajar rápido una vez sea validado por los parlamentos británico y europeo para lanzar la negociación de la relación futura».

Sin embargo, admitió que «las señales» que escucharon de May no ofrecen «seguridad sobre la capacidad del Reino Unido de cumplir con el compromiso concluido» con la UE, por lo que los veintisiete van a «preparar todos los escenarios, incluido el de no acuerdo».

El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, se mostró «satisfecho» con las conclusiones y destacó que la salvaguarda para evitar una frontera física entre Irlanda del Norte e Irlanda no sólo «protege a Irlanda (…) y el proceso de paz» en esta zona, sino que también es de interés para toda la UE.

«Una frontera abierta entre Irlanda del Norte e Irlanda no puede convertirse en una puerta de atrás al mercado único. Resolviéndolo en el acuerdo de retirada podemos asegurarnos que nadie usa la amenaza de una frontera en Irlanda para hacer palanca en futuras discusiones», dijo Varadkar.

Por su parte, el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, subrayó el «buen trabajo» realizado por May, al concluir con la UE un acuerdo de retirada que es «el mejor posible» y opinó que si finalmente no se aplicara, sería una situación que perjudicaría tanto al Reino Unido como a la UE.

El canciller austríaco, Sebastian Kurz, insistió en que hay que evitar un escenario sin acuerdo y «minimizar» el daño para la Unión y el Reino Unido.

Explicó además que los líderes de los Veintisiete dejaron claro el jueves que no van a reabrir el acuerdo de retirada y que precisaron que la salvaguarda para Irlanda del Norte se aplicará «para un corto periodo y no para las próximas décadas» a fin de que el Reino Unido pueda confiar en ese mecanismo.